Qué tendrá el coche oficial que a todos les mola. Esa es la pregunta del millón para comprender la decisión que ha adoptado el Gobierno local de coalición ante la picaresca detectada entre concejales que han hecho un uso más que dudoso de este tipo de vehículos que lleva aparejado un chófer que los recoge en el lugar que quieran y los lleva a donde soliciten.

La gota que ha colmado el vaso se ha producido hace un par de semanas cuando un edil de los populares solicitó un coche que lo recogió en una playa alicantina para asistir a un acto en la ciudad de Murcia, una petición que, aunque lícita para algunos, denota que hay políticos que no entienden lo que es el coche oficial, ya que esta ‘prebenda’ ha sido utilizada, incluso, para llevar a hijos al colegio o hacer la compra.

Durante años, un coche oficial con chófer recogía a una concejala del gobierno local de Cámara en la puerta de su casa de una pedanía distante de Murcia y la llevaba a diario a su despacho municipal. Con el paso de los años, esta representante municipal, que aún sigue en política (cómo se las ingeniará ahora para llegar a su lugar público de trabajo), comenzó a sentir la incomodidad de su vecindario, que empezó a observarla con miradas inquisitoriales o de indignación. Tuvo que pedirle al conductor que aparcara a unas cuantas calles de su domicilio y así intentar esconder el uso del vehículo que pagamos todos los murcianos.

También hubo un alto representante político del Ayuntamiento que incluso lo llegó a utilizar para llevar a la cuidadora de sus hijos de vuelta a su domicilio, también en una pedanía, o para recogerla de su lugar de residencia. Todo normal a los ojos de esos gestores del Ayuntamiento que no entendían el concepto de lo público.

 Y no parecen entender ese concepto no solo los del Ayuntamiento capitalino. Tampoco los responsables de la Comunidad Autónoma saben gestionar el coche público, un elemento del que abusan hasta el punto de que en determinados lugares se producen atascos de vehículos oficiales e invasión de aceras para aparcar por la cantidad de turismos con chófer que se concentran en determinados actos. Un penoso espectáculo al que asiste atónita la ciudadanía, que cada vez siente más desapego y peor opinión acerca de la política.

El gobierno local del Ayuntamiento se ha propuesto limitar el uso del coche oficial, aunque sería necesario también poner freno a los coches municipales que llevan los empleados públicos que tampoco hacen, en ocasiones, un uso adecuado de este tipo de vehículos. Se han dado casos de trabajadores que lo demandan para hacer gestiones privadas y que, para más inri, lo utilizan con chófer.

A todos ellos, una recomendación: hagan uso del transporte público (autobús, taxi, etc.) o de la movilidad sostenible (bicicletas y patines). Verán lo bien que sienta mezclarse con la gente de a pie, sufrir sus mismos problemas de movilidad en un municipio donde los desplazamientos en medios públicos son una odisea y llegar a los actos como cualquier mortal. Por nadie pase.