Anda López Miras en la pretensión de elevar de nuevo el umbral electoral para obtener representación en la Asamblea Regional hasta el 5% y, además, modificar la ley del Presidente para poder ser candidato en las próximas elecciones autonómicas, fabricándose así un proceso a su medida.

La cuestión de la barrera electoral nos sitúa en un interesante debate en torno a la disyuntiva de si en un sistema electoral debe prevalecer la proporcionalidad de la representación, incluso sin umbral alguno como ocurre en Alemania con las elecciones europeas, o si la estabilidad del Gobierno justifica la limitación del acceso a las instituciones de los partidos minoritarios en aras de una mayor gobernabilidad.

Es, sin duda, un debate necesario en el contexto de avanzar hacia una democracia más real y representativa de los intereses generales. No obstante, no son tan elevados los motivos de López Miras al plantear su pretensión, sino mucho más simples, espurios y vulgares: se trata de recuperar la mayoría absoluta de los años de Valcárcel dinamitada por el ascenso de nuevos partidos políticos

Para situarnos, es necesario recordar que Murcia tenía la ley electoral más injusta, favorecedora de los partidos mayoritarios y menos proporcional (y por tanto menos democrática) del conjunto de las Comunidades autónomas hasta su modificación en 2015. Con un umbral del 5% en el conjunto de la región y un territorio dividido en cinco circunscripciones que suponían una barrera electoral más determinante aún, dicho sistema exigía superar, de facto, el 25% de los votos para obtener un escaño en circunscripciones como la del Altiplano, haciendo que partidos como IU con más de un 10% de respaldo electoral no obtuvieran representación. Este era el sistema ‘democrático’ que PP y PSOE nunca quisieron cambiar y que este último aceptó finalmente ante la evidencia de la ruptura del bipartidismo.

No obstante, que el PP perdiera la mayoría absoluta facilitó la modificación de la ley electoral, en cuya iniciativa tuvo mucho que ver nuestro compañero José Antonio Pujante, eliminando las circunscripciones y rebajando el umbral electoral al 3%, lo que supuso probablemente el mayor avance democrático en la Región de Murcia desde la aprobación del Estatuto de Autonomía y que, ahora, López Miras quiere revertir en un intento caciquil y autoritario que implicaría una vuelta atrás imperdonable, y todo para recuperar aquellas mayorías absolutas de antaño llenas de corrupción hasta las trancas. No lo consintamos.