Coincidirán conmigo en que no hay una sola semana en la política regional sin una astracanada. En Educación ya llevamos unas cuantas; esta que termina, además, nos ha tocado pieza musical especial: ya tenemos zapatiesta mediática a cuenta de poner el himno patrio en el patio. Suma y sigue. Una muestra más de lo alejados que están de la realidad educativa de la Región de Murcia los que intentan perpetrar el pin en las aulas.

Las necesidades de nuestra realidad educativa son otras: hace días UGT ya denunció en los medios que la Región de Murcia lidera el fracaso escolar (22,6% de los escolares abandonan de forma prematura) y que su Gobierno es uno de los que menos invierte anualmente en educación (5.391 euros por estudiante, muy por debajo de otras regiones que tienen menos PIB per cápita). De la misma manera, la participación del Gobierno regional en innovación y formación docente es la más baja de España, y el número de estudiantes por equipo informático (casi cinco ) duplica al que hay en otras regiones con menos recursos.

Por si fuera poco, en 2021 aún quedan unos cien centros educativos con amianto en la Región, y anunciaban hace unos días que no desparecerá en muchos de ellos hasta 2027 (el amianto es un elemento cancerígeno que se prohibió en 2002). Tenemos aún, en la antigua zona minera, a estudiantes y docentes conviviendo en la escuela con niveles de metales pesados nocivos para su salud, incluyendo al colegio público de educación especial Enrique Viviente. Tuvo que ser un juzgado de Cartagena el que remitiese, el pasado 22 de julio de 2020, un oficio al Consejo de Seguridad Nuclear para evaluar la peligrosidad de los minerales radioactivos en sus proximidades. Y cada cierto tiempo, hay personas que denuncian en las redes sociales, gráficamente a bombo y platillo, quemas ilegales de restos agrícolas junto a centros educativos. La sordera política de algunos es curiosamente selectiva: esto no es música para los oídos de nadie, ¿verdad?

Sigo cantando: durante la etapa extraordinaria de la pandemia, la gestión e inversión del Gobierno regional ha sido especialmente deficiente. Al contrario que en otras Comunidades autónomas, hemos tenido la mitad del refuerzo docente que merecíamos, lo que nos ha llevado a padecer en nuestra Región una modalidad de enseñanza semi-presencial que ha hecho perder clases a los escolares, ha supuesto problemas de conciliación para las familias y ha sobrecargado de trabajo al personal docente. La nueva consejera de Educación, ex de Vox, ha orquestado una vuelta a la enseñanza presencial semanas antes del fin de curso en esta misma línea: sin recursos, sin apenas instrucciones y sin colaboración con los equipos directivos. Cada centro se ha adaptado al compás de la situación como buenamente ha podido, ha sido el ‘sálvese quien pueda’.

Y el ritmo no para: los presupuestos que ahora se tramitan contemplan que las ratios subirán notablemente y no abordan, ni por asomo, los problemas que ya he mencionado. Incluso la ‘subida salarial’ anunciada al personal docente es un canto de sirena, ya que consolida la pérdida de poder adquisitivo durante la última década y no cubre siquiera el incremento del IPC: de media, cualquier docente de la región debería cobrar hoy 240 euros más cada mes para igualar su poder adquisitivo al que tenía en 2010. El personal docente en la Región de Murcia es, y seguirá siendo, uno de los peores retribuidos de España.

Como entenderán, con el panorama que dibujan estas cifras, a quienes pertenecemos a UGT nos sobra toda la música y nos falta mucha letra. Desafinan, alejados de la realidad, los que se descuelgan con propuestas musicales y, con ellos, todos los que les bailan el agua. Volvemos a dar la nota, situando el centro del debate de la educación murciana en torno al uso del himno nacional en los centros. La Región de Murcia merece una política educativa seria y realmente patriótica, orientada a dar respuestas a los problemas reales que tiene (que son muchos) en lugar de esconder la situación calamitosa de la educación regional bajo polémicas absurdas. La escuela murciana necesita más nueces y menos ruido.