Menudo cacao. Menudo lío. Menudo galimatías. Hay que hacer un croquis, un mapa o una tabla de Excel para entender en estos momentos la ensalada que hay montada en Podemos a nivel municipal. Podemos-Equo, Unidas Podemos y Podemos, casi una misma cosa en apariencia, pero bien distinta cuando se entra en un análisis más profundo.

Y todas las partes, afanándose en marcar el paso al nuevo Gobierno del ayuntamiento de Murcia, capitaneado por la entente formada por José Antonio Serrano y Mario Gómez, que contó con el apoyo de la formación morada para sacar adelante la moción de censura que descabalgó al popular José Ballesta. Por un lado el grupo municipal de Podemos-Equo, con su portavoz a la cabeza, Gino Ruiz, que se presentó a las elecciones de la mano de los verdes y que lleva dos años de concejal. Por otro lado, Unidas Podemos, una coalición electoral que supuso la marca con la que Podemos e IU (al principio estaba también Equo, pero se descolgó) entraron en el Gobierno de España. Una simbiosis, que por lo visto y apreciado, pretenden seguir manteniendo en convocatorias electorales sucesivas.

De ahí que Luigi Carinci, portavoz local de Murcia de Podemos, y John David Babyack, coordinador municipal de IU, hayan hecho público un documento en el que definen medio centenar de acciones que serán presentadas en breve al alcalde capitalino, que ya les ha dado audiencia para que vayan a su despacho. Llamó la atención que en esa rueda de prensa que ofrecieron el pasado 26 de abril los dos líderes locales de Unidas Podemos no estuvieran presentes los dos concejales que Podemos-Equo tiene en el ayuntamiento de Murcia.

¿Problemas de agenda o ninguneo?, cabe preguntarse ante tan sonada ausencia. Aunque también da pie a otra interpretación que hace el propio aparato de Podemos: este partido no es nada heterodoxo y es una formación en continuo movimiento, que diferencia lo orgánico de lo institucional para abrir las instituciones y llevarlas a la calle.

Una filosofía que está muy bien, pero cuya bicefalia conlleva unos riesgos ante la tentación de que el partido fagocite a la parte institucional creando una fractura de difícil reconstrucción, ya que los que ostentan la representación electoral tampoco están para dejarse doblegar tan fácilmente.

De hecho, el viernes antes de que se produjera la rueda de prensa de Carinci y Babyack, el portavoz de los morados en el ayuntamiento de Murcia y su compañera de filas, Clara Martínez, estuvieron reunidos con el alcalde Serrano al que ofrecieron su punto de vista de lo que hay que hacer en el municipio.

Incluso, dicen algunos que se mostraron contrarios a algunas de las premisas que se iban a incluir en el documento presentado el lunes por Unidas Podemos, lo que indica que no hay una comunión total, unas disidencias que depende de cómo se gestionen llevarán a Podemos al abismo o a la gloria. De momento, a la reunión convocada con Serrano irán todos los ‘podemos existentes’ (el orgánico, que quiere recuperar los círculos como engranaje de participación social, y el institucional) y los representantes de IU, aunque lógicamente el alcalde deberá escuchar con más atención a los concejales de la formación morada que, al fin y al cabo, son los que votan en el pleno.

En esta coyuntura, el mandatario municipal necesita sus sufragios para sacar adelante los presupuestos municipales que deben indicar un cambio de política, según lo prometido para presentar la moción de censura. El principal hándicap para ese apoyo está en el transporte público y en el Reglamento de Participación Ciudadana, cuya reforma exigen desde Podemos para dotar a las juntas municipales de pedanías de un aumento de presupuesto hasta llegar al 8% del presupuesto del Ayuntamiento, todo un reto para el nuevo Gobierno local que cuando estaba en la oposición era eso precisamente lo que reclamaba. Por nadie pase.