Mientras nosotros seguimos enzarzados en pedir explicaciones y dimisiones a alcaldesas, concejales y consejeros, con una consejera pidiendo listas de empleados públicos, saltándose no protocolos, sino leyes orgánicas, al mismo tiempo que su compañera de Gobierno la ¿responsable? de Transparencia está ´missing', despreciando a miles de empleados públicos, el Gobierno de Andalucía, con su presidente a la cabeza, el popular Juan Manuel Bonilla (PP), y su vicepresidente, Juan Marín (CS), anunciaron a bombo y platillo hace unos días que «por el bien de España y Andalucía, la Junta apuesta por el Corredor Mediterráneo en su ramal central'», enviando a la Región de Murcia de nuevo al culo de este país, que quizás sea el lugar que nos merecemos.

Nosotros, aquí, en vez de presentarse el presidente López Miras con su equipo de desgobierno, con la flamante lideresa naranja y portavoz del Gobierno, Martínez Vidal en el Palacio de San Telmo a pedir explicaciones, nos dedicamos a mirarnos el ombligo, a tener espías y pedir listas negras y, de paso, salir a pegar tiros por Molina de Segura.

Esta Región está sumida en un auténtico drama, somos capaces de llenar páginas enteras de periódicos buscando y buceando en las vidas privadas de las personas, mientras de otros comportamientos apenas se hacen reseñas puntuales, llamando tramposa, ruin, corrupta e incluso indigna, a una mujer que sufre un cáncer y que ha cometido el error de vacunarse un mes antes de que le tocara, humillar a un consejero que ha demostrado que ha dado una parte importante de su vida privada al servicio público, e insultando y menospreciando profesionalmente a su mujer en una falta de respeto descomunal, mientras somos incapaces de tener un proyecto de Región.

Una parte de la clase política y mediática de esta Comunidad, vuelve a demostrar su capacidad innata de ser fuerte con los débiles y débil, sumisa y dócil ante los fuertes.

El futuro de esta Región se está escribiendo en Europa, en Madrid, en Andalucía, y nosotros queremos que Europa nos pague las jeringuillas, o como Ayuso y Martínez-Almeida en Madrid quieren que Europa le pague las horas de pádel, sí, como lo leen, que las empresas han perdido de ingresar, por la maldita Filomena y su manto blanco.

El 57% de los 70.000 millones de euros que han de llegar en los próximos meses, tienen que ir destinados a la digitalización empresarial y la lucha contra el cambio climático, y nosotros tirándonos de los pelos por los platós de televisión y emisoras de radio.

Hace una semana llegó Filomena. En apenas diez días, hemos tenido vientos huracanados, lluvias torrenciales con las borrascas Gaetán y Hortensia, y ya está aquí Ignacio, lo que nos indica que la lucha contra el cambio climático es fundamental para la supervivencia de la sociedad. Y nosotros ¿qué hacemos? Aprobar leyes para poner chiringuitos en los puertos deportivos, permitir que las empresas puedan contaminar hasta un 30% más en nombre del interés económico, en la línea contraria de lo que nos exige Bruselas para recibir esta necesaria y fundamental inyección económica, y cuando por culpa de la pandemia no nos dejan irnos de copas y cenas, nos vamos a practicar nuestro deporte favorito: la envidia y el linchamiento público.

Lo que está ocurriendo en nuestra Región debería llevarnos a una profunda reflexión sobre nuestro comportamiento como sociedad, pero como me imagino que esto no va a ocurrir, sino que por el contrario el pensamiento único terminará devorando cualquier atisbo de vida inteligente, al menos deberíamos tener la capacidad de que mientras la ´inmunidad llena el rebaño', alguien se acerque a Sevilla y diga que Murcia también existe.