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Lo mejor para todos

Porque cada vez nos llevan más hacia sUs extremos, comen, mastican y digieren todo por nosotros y, luego, pretenden lanzarnos a la calle, para que nos peleemos entre nosotros

Nos dicen y nos repiten una y otra vez que tenemos un único enemigo, que es el Covid, y que todos debemos combatir contra él unidos, sin fisuras, sin divisiones, en un frente común y siguiendo y acatando las recomendaciones y normas establecidas. Nos mienten.

Los enemigos acechan por todos lados, porque hay gente mala, muy mala, lamentablemente. Unos muestran rostros serenos y hasta pacíficos, promulgan buenas palabras y desglosan argumentos aparentemente inocuos, pero son sibilinos, pacientes y oportunistas para aprovechar el mínimo descuido para lanzarse a la yugular. Otros son totalmente transparentes, como perros rabiosos que forman una peligrosa y amenazante jauría humana devoradora de la carnaza más putrefacta y maloliente. Es superior a ellos, se les hincha la vena y están completamente perdidos.

Al menos, se les ve venir. La gente, así, sin rostro, como colectivo no es ni buena ni mala y, aunque no termino de perder la esperanza de vivir en un mundo de Yupi, abundan de las dos cuerdas. La Tierra, tu país, tu ciudad, tu barrio están repletos de ángeles con forma humana, que derrochan generosidad.

Lo demuestran con su comportamiento, con sus hechos. Otros, por el contrario, son demonios de dos patas, malvados, malignos, veneno puro. Lo difícil, a veces, es distinguirlos, diferenciar a los unos de los otros. No, no me he vuelto paranóico, más bien, me hago viejo y no sé si más sabio, pero sí vas descubriendo realidades que te resistías a creer, evidencias de que son muchos los que no necesitan ningún disfraz de Halloween para dar miedo, pavor, pánico.

Vivimos en una sociedad cada vez más infectada por lo políticamente correcto, por un buenismo de etiquetas que atenta contra la variedad, contra la riqueza de ser distinto, original, contra la valentía de ir contracorriente. Quieren pensar por nosotros, decidir por nosotros, votar por nosotros, marcarnos el camino del bien o del mal mediante la imposición de un pensamiento único que abomina la heterogeneidad física, mental y espiritual que el ser humano tiene por naturaleza. Lo peor es que lo están consiguiendo.

Porque cada vez nos llevan más hacia sus extremos, comen, mastican y digieren todo por nosotros y, luego, pretenden lanzarnos a la calle, para que nos peleemos entre nosotros. Este virus maldito que está cambiando el mundo es el enemigo de todos, no distingue ni discrimina a nadie, puede acabar con cualquiera. Pero no es nuestro único enemigo, mira atento hacia un lado y hacia el otro, hacia adelante y hacia atrás y permanece muy alerta. Y no te creas todo lo que lees, ves y oyes, sobre todo, cuando recurren al soniquete de que es lo mejor para todos. Piensa, luego, existe.

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