Limpia, próxima, inagotable. La energía solar es la gran oportunidad que tenemos los murcianos de hacer realidad el viejo tópico del desarrollo sostenible: una forma de procurarnos recursos energéticos, sin que se resienta nuestro entorno y el de las generaciones que nos sigan.

Es bien sabido que vivimos en una esquina del universo en la que el sol protagoniza de forma absoluta nuestras vidas cotidianas. Las horas de radiación solar que reciben nuestras tierras, tras pasar dolientemente, sobre todo en verano, por nuestros sufrientes cuerpos, es de los más altos de España; tan sólo Andalucía o Canarias pueden competir con Murcia en este acalorado ranking. Por ello tendríamos que empeñarnos mantenernos a la cabeza en la promoción de una energía que está demostrando con suficiencia que es conveniente y perfectamente viable.

La tecnología de la cosa fotovoltaica está mejorando día a día a pasos agigantados y, en consecuencia, las posibilidades de su uso doméstico e incluso industrial son muy amplias: la electrificación rural, las telecomunicaciones, el agua caliente para comunidades de propietarios, la climatización de piscinas, la iluminación en instalaciones industriales o la calle, los usos agrarios para bombeos de riego, y un largo etcétera de funciones vitales que aportan calidad de vida y que podrían surtirse de una energía que tiene tanto de económica como de romántica, de actual como de futura, de limpia como de persistente.

Parece que los datos indican que en la región no vamos mal, aunque siempre es mejorable. A mediados de 2019, la Región de Murcia producía entorno al 9% del total de la energía solar española, con una potencia solar instalada de casi 450 megavatios, lo que ya situaba a la Región de Murcia en una excelente posición entre las restantes comunidades autónoma en densidad de potencia instalada por kilómetro cuadrado. Ese 9% con respecto al conjunto nacional hacen de la Región la quinta Comunidad con una mayor potencia instalada, solo superada por Comunidades con mayor extensión como Castilla-La Mancha, Castilla y León y Andalucía. Leo que esta fuente de energía se suma al resto de renovables con las que cuenta la Región y que en su conjunto producen más de mil GWh de energía eléctrica, lo que equivale al consumo de la mitad de los hogares de la Región.

Sin embargo, parece también que estos datos energéticos se refieren más bien a la gran energía comercializable producida en grandes plantas fotovoltaicas, mientras que aún nos falta un enorme camino por recorrer en producción energética de autosuficiencia y a la escala doméstica y de la pequeña industria.

Pues vamos a ello. En materia de energía solar el camino a recorrer ya es perfectamente posible. Corresponde creérselo y hacerlo una realidad de corto plazo. Saber que en las formas de consecución de la energía nos jugamos nuestro propio futuro, que devendrá incierto si seguimos dependiendo de unos recursos que son peligrosos, como la energía nuclear, o finitos y creadores de gases de efecto invernadero, como el carbón o el petróleo.