Hace ya años que la situación, del Mar Menor es crítica por contaminación, con síntomas evidentes de grave degeneración de un ecosistema. Podemos tirar de hemeroteca y observamos las numerosas alarmas ninguneadas y silenciadas por la Administración.

Ahora todos se rasgan las vestiduras y hace bien poco el grupo parlamentario de Ciudadanos en la Asamblea Regional votó junto al PP y Vox en contra de una moción que instaba al Gobierno murciano a aprobar un Plan Integral del Mar Menor (LA OPINIÓN, 3/10/19).

Tras el resultado de una situación predicha, no se quiere buscar culpables, y algunos políticos con los pantalones con mayor peso de lo acostumbrado, se suman a la colaboración gubernamental.

Es, sin lugar a dudas, la 'crónica de una muerte anunciada', que al igual que la novela de García Márquez, pone de manifiesto una imposibilidad de acceder al conocimiento de la verdad, de unos hechos evidentes ¿Cómo es posible que la situación haya llegado al asesinato del Mar Menor (alias Santiago Nasar) y nadie lo haya podido evitar, cuando todos lo sabían?

Recuerdo que en 2002, cuando por el hundimiento del petrolero Prestige la plataforma Nunca Mais y a través de ella miles de personas, reclamaban que Galicia fuese declarada 'zona catastrófica' y se activasen las ayudas económicas para recuperar la zona, limpiar el vertido tóxico y compensar a los sectores afectados en una zona de tradición marítima. ? Se pidieron condenas para los responsables del Prestige y medidas preventivas para evitar futuros desastres.

Somos Región fue uno de los pioneros en solicitar que esta hecatombe medioambiental (ya se vislumbraba) que sufre el Mar Menor sea una cuestión de Estado. Es obligación de los Estados proteger y preservar el medio marino, establecida por el artículo 192 de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar. Así mismo, la Constitución española, en su artículo 45, indica que «los poderes públicos velarán por la utilización racional de todos los recursos naturales, con el fin de proteger y mejorar la calidad de la vida y defender y restaurar el medio ambiente».

No se trata solo de hacer una Ley. Lo que se requiere es que llegue dinero, el mismo que, al parecer, el ministerio de la señora Ribera no está dispuesto a ceder. Por lo visto, se compromete tan solo con el 10% del coste del total presupuestado para la regeneración del Mar Menor. Un miserable agravio comparativo con otras comunidades autónomas (la Comunidad Valenciana recibirá 860 millones entre el préstamo del FLA y las entregas a cuenta. El País, 4/10/19).

El auténtico problema de esta región desde la democracia es que está ninguneada, despreciada. No existimos en España. Vivimos asilados de la modernidad y siempre a la espera de la llegada de unos políticos que no alcanzan a dar la talla ni la cara por su tierra.

Este olvido, frecuente, es una situación que evoca otra vez el título de la famosa novela del autor colombiano: Cien años de soledad.