El pacto presupuestario PSOE-Podemos va más allá, según Podemos, de un acuerdo circunstancial. Para Pablo Iglesias, compromete al PSOE a mantener la misma coalición para lo que venga en las elecciones municipales y autonómicas de 2019. A su vez, Ciudadanos ha roto amarras con los socialistas en Andalucía, y proclama que, sea cual sea el resultado, no volverá a apoyar al PSOE para el Gobierno autonómico. Sobre el papel, y al día de hoy, esto constituye un cambio sustancial para las expectativas futuras en la Región de Murcia.

Porque hasta ahora, el PSOE podía bailar suelto. Tenía opción para aliarse con Podemos o con Ciudadanos según con cuál de estos partidos pudiera sumar la mayoría necesaria. Está visto, por la experiencia de la actual legislatura autonómica, que con ambos es imposible, y sólo con ambos habría obtenido la posibilidad de desbancar al PP. Tiene que ser con uno o con otro, pues para Podemos, Ciudadanos y no sólo el PP, reviste el modelo de la ´gran coalición´, es decir, el pacto excepcional entre la derecha y la socialdemocracia, que tendría como fin desplazar a la izquierda neta. Sin embargo, como ha ocurrido en las pedanías del municipio de Murcia, PSOE y Ciudadanos han firmado conjuntamente la elección de pedáneos, lo cual no ha impedido después que los naranja hayan pactado los presupuestos locales con el PP, sustituyendo en ese papel a los socialistas, que lo habían hecho en los dos ejercicios anteriores.

Es decir, hasta ahora el PSOE tenía libertad para moverse a sus anchas a lo largo de todo el espectro político. Y Ciudadanos, a su vez, jugaba según sus intereses a derecha o a izquierda. Esta flexibilidad de ambos partidos, pero sobre todo la del PSOE, es la que ha venido teniendo encogido el ánimo del PP, a sabiendas éste de que en caso de no obtener una mayoría rotunda podría ser desplazado en la siguiente fase tanto por PSOE-Podemos como por PSOE-Ciudadanos, y más cuando las posibles nuevas incorporaciones al Parlamento autonómico (Garre, el cantonalista López e incluso Vox, si se diera el caso) serían proclives a una investidura PSOE-Ciudadanos si a éstos les hiciera falta algún fleco, ya que el PP es la bestia negra de cualquiera de esos epígonos.

Pero en caso de que todo sea como sugiere Iglesias, el PSOE pierde una pata: la posibilidad de una alianza de gobierno con Ciudadanos allá donde los números cuadren, lo cual significaría dejar a Podemos en la oposición, junto al PP. Es cierto que de aquí a las elecciones municipales y autonómicas hay un largo trecho político, y también que el acuerdo presupuestario PSOE-Podemos, al olor de las urnas, puede acabar hecho trizas, y con esto también ese implícito pacto de largo plazo para una permanente colaboración de las izquierdas. Pero al día de hoy, el PSOE murciano no debería hacer cuentas sobre una posible suma con Ciudadanos, tanto en la Asamblea como en el ayuntamiento de Murcia, por ejemplo, pues su líder, Pedro Sánchez, ha dejado de bailar suelto; ahora baila ´agarrao´y solo con Podemos.