El jueves, por casualidad, estuve en San Esteban, en la rueda de prensa en la que se anunciaron los nombramientos de los nuevos directores generales. Entre los periodistas que asistían, hubo el consiguiente cachondeo al verme aparecer por allí. una persona de mi edad, saber y gobierno en una rueda de prensa, donde algunos de los presentes fueron incluso alumnos míos en el instituto. Pero me alegré de asistir, porque observé algunas cosas que hoy les voy a contar aquí.

En el palacio de San Esteban se han producido profundos cambios. Por ejemplo, se han cambiado un montón de cuadros que había en las paredes por otros, no sé si más mejores o peores, pero me llamó la atención que, aún antes de nombrar o destituir a los directores generales, se hubiera cesado a unos pintores y elegido a otros. Indudablemente, esto es una renovación, aunque quizás no la que más se esperaba.

Creía yo, en mi ignorancia, que, además de Noelia Arroyo, consejera portavoz del Gobierno, quizás asistiría a la rueda de prensa el presidente López Miras, a fin de comenzar su campaña de darse a conocer ante los ciudadanos de esta Región, a través de los medios de comunicación, cuestión esta que parece necesaria a fin de hacer desaparecer de todas partes la muy repetida pregunta: «¿Quién es el muchacho ese que han puesto de presidente?» Pero no apareció, y cuál sería mi sorpresa cuando una fuente innombrable me dijo que ni siquiera había estado en el consejo de Gobierno que acababa de celebrarse. Pero, ¿dónde está él?, ¿a qué dedica el tiempo libre? Y el tiempo de trabajo, ¿a qué lo dedica? Es decir, ¿qué urgencias tenía que atender para no asistir al Consejo de Gobierno?, ¿le habría sentado algo mal y estaba de la tripa? Si lo piensan, verán que, desde que es presidente, solo hemos sabido de él el día que se dio una vuelta en barca por el Mar Menor. Yo no sé si será precisamente por ese día, por las declaraciones que hizo acerca de la transparencia de las aguas, que provocaron una serie de comentarios en su contra, por lo que ya no se ha dejado ver, aunque vete tú a saber lo que pasa por la cabeza del presidente López Miras, o si es que le dolía algo al pobre hombre.

En la rueda de prensa, la consejera Arroyo mostró una cara muy seria mientras desgranaba la lista de elegidos para la gloria de una dirección general, que, en veinte casos, significaba la elección para el cese de otros veinte. Después del acto, le pregunté yo por esa seriedad y me dijo que estaba preocupada porque se había retrasado la hora de comienzo y ella sabe que los periodistas tendrían que salir corriendo para sus medios para informar. «Es que eso me ha pasado a mí, y sé que da rabia». También le dije algo sobre los pobres cesados que habían perdido el pan y el perro, y ella me respondió: «Todo el mundo sabe que esto no es para toda la vida, y hay que renovar, meter gente nueva con la ilusión fresca». Le conté yo entonces que, hace casi un año, Pedro Antonio Sánchez me dijo que él tenía un montón de gente en el partido preparada para integrarse en la gestión, y le pregunté a la consejera si no sería esta gente la que ha sido incorporada ahora: «Pedro Antonio tuvo que formar un Gobierno con influencias de Valcárcel, y quizás Fer haya tenido que formar el suyo con influencias de PAS», le espeté. «López Miras ha nombrado a quienes él ha creído más capaces. Eso es todo», me dijo la consejera.

Con respecto a estos nombramientos de gente nueva, hay dos formas de tomárselo. O te crean ilusión pensando que van a comerse el mundo al verse aupados a esos puestos, bien pagados, con un montón de gente a la que mandar y más felices que la mismísima puñeta; o piensas, como el presidente de la CROEM, que ahora hay que enseñarles de qué va lo suyo, esperar a que tomen tierra, a que se hagan el cuerpo al puesto y al sillón, y todo eso lleva un tiempo que no tenemos porque hay mucha urgencia de abordar los grandes problemas de la Región. En fin, a ver si tenemos suerte y nos toca la Vespa.