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El gerontogimnasta

Hablar en los ascensores acerca del tiempo es un clásico en lugares donde las condiciones atmosféricas, la temperatura y la humedad, varían mucho y pronto y nos afectan. El sol nos permite disfrutar la playa, con la lluvia medran las hortalizas, el viento trae las castañas y mueve molinos, la nieve aporta aliento frío a las pistas de esquí, la niebla regula el pH de la tierra y elimina la contaminación... También los beneficios de esos meteoros pueden al mismo tiempo perjudicarnos: el sol quema, la lluvia inunda, el viento trastorna, la nieve corta los caminos, la niebla nos desorienta... En cualquier caso, los meteorólogos deberían abstenerse de calificar sus predicciones, de que el sol es bueno y la lluvia mala, injustas incluso desde el punto de vista turístico, por mucho que el calor achicharrante permita a las gallinas poner los huevos fritos. Señores del tiempo, dejad los calificativos en el ascensor.

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