Cuando estiras un muelle y lo sueltas, vuelve a su punto de partida; se le ha alterado su estado normal, y es capaz de recobrar su forma habitual. Tras un cambio importante en tu vida, que ha llegado de manera drástica y negativa, volver a la normalidad requiere de tiempo, de voluntad, y sobre todo de acciones.

Por supuesto que debes pasar un tiempo afrontando la situación actual, de alguna manera tienes que aceptar lo que está pasando y por muy grave que parezca, el gen de supervivencia que tienes te hará salir adelante. Y si echas la vista atrás haciendo memoria, lo verás.

Tú mismo eres ejemplo de persona que tras un bache importante, volviste donde estabas, incluso saliste con más fuerza. A esa capacidad que tienes para poder adaptarte y superar la adversidad se le conoce con el nombre de resiliencia. Un término relativamente nuevo que ahora hemos puesto de moda y que llevamos haciendo desde siempre.

Adaptarse no significa que no sufras o que pases impasible ante dichas situaciones. Recobrar una vida, moverse, motivarse, ilusionarse o agarrarse a aquello que te impulsa a seguir adelante son factores que te van a ayudar a recobrar no tu punto de partida, sino un nuevo inicio con metas y objetivos ambiciosos.

En otras ocasiones ya hemos hablado de ´sacar lo mejor´ de ti en los momentos más difíciles; por lo que debes generar y aprovechar las oportunidades que se crean a tu alrededor para autoconvencerte de que nada ni nadie puede dejarte maltrecho por muchísimo tiempo.

De ti depende salir con más fuerza, tómate tu espacio, asume y acepta que lo que ha pasado no ha dependido de ti y que saldrás adelante con mucha más energía de la que pensabas que tenías.

El muelle volverá a su sitio, aún si cabe más resistente.