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Monos y corbatas

Cuando personas de una misma organización miran con recelo a sus propios compañeros es que algo se está haciendo mal. ¿Cuáles son las causas que llevan a la desmotivación o a la falta de confianza en las estructuras empresariales? Una de las principales tiene su punto de partida en la falta de tacto de sus dirigentes cuando comienzan a categorizar desprestigiando los puestos y, por ende, a las personas que los ocupan.

Si la estructura es demasiado vertical, ya estamos hablando de niveles más altos o más bajos. Y cuando existen los de arriba y los de abajo, aparece una falta de sintonía que acabará por minar la motivación de los que ´piensan´ que trabajan en escalones inferiores.

El principal activo de las empresas radica en las personas y, como tal, hay que cuidarlas, mimarlas y hacerlas sentir partícipes del día a día. Cada trabajador es un valor, es riqueza, es un signo positivo; siempre y cuando no se le prive de autonomía, afecto, independencia y claridad a la hora de transmitirle sus propias responsabilidades.

Cuando una empresa trata de igual a igual a sus componentes, desaparecen los desajustes -por motivos obvios-, ya que la mayor de las motivaciones para trabajar se basa en sentirse útil, sin comparaciones.

Ya no basta con ir en el mismo barco, ahora hay que remar en la misma dirección. Si tú que tienes una gran responsabilidad a la hora de colocar en el almacén el producto comprado te sientes igualmente valorado que tu compañero que se dedica a comprarlo, será ejemplo de una empresa sana.

Te pongas una corbata o un mono de trabajo, nunca eres mejor ni peor; ni más, ni menos. Sencillamente, eres muy importante.

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