Todos hemos visto cómo hay gente que se queja amargamente de lo sucias que están las playas, pero entierran las colillas de los cigarros en la arena sin ningún pudor tras fumar junto a niños. Tampoco faltan los que protestan por lo lejos que están las papeleras y como consecuencia de tal desbarajuste dejan la bolsa llena de desperdicios en medio de la playa o, algunos más comedidos, junto al muro de separación del paseo marítimo y la arena o entre las rocas si están en zona no urbanizada. También están los que protestan por la contaminación del agua y la desaparición de la fauna marina, mientras ríen al ver cómo sus hijos sacan del agua ´pezqueñiñes´ para echarlos en un cubo durante unos minutos hasta que mueren. Son pequeños gestos que demuestran la demagogia de verano de muchos ciudadanos incívicos. Está en nuestras manos evitar que las costas se conviertan en estercoleros con pequeños gestos.

¿Es tan difícil echar los residuos a bolsas y depositarlos en contenedores? ¿Cuesta tanto esperar unos minutos para fumar en casa?