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Empresarios del siglo XIX

El presidente de CEOE, Juan Rosell, afimaba hace unos días sin pudor que el trabajo «fijo y seguro» es «un concepto del siglo XIX», ya que en el futuro habrá que «ganárselo todos los días». ¿Se referirá Rosell a los ´contratos´ vitalicios que encadenaban a esclavos y señores en tiempos no tan lejanos o a la servidumbre que ataba a siervos y terratenientes o nobles en el Medievo? Eso sí eran relaciones laborales de por vida, aunque en esos casos los ´contratos´ no reportaban beneficio económico a los trabajadores, apenas cama y comida. Quizá ese es el tipo de relación que quieren empresarios como Rosell para ahorrarse, no sólo la indemnización en caso de despedir a un trabajador, sino incluso los propios salarios, reduciéndolos de tal manera que, como ya ocurre, se cree toda una generación de trabajadores pobres. Y es que quieren ahorrar el máximo posible en sueldos para luego pagar indemnizaciones a quienes, según ellos, sí se las merecen como el anterior gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, un apóstol del despido barato, que recibió 348.751 euros tras abandonar el organismo supervisor. Eso sí son conceptos del siglo XIX.

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