Decimos en España, y dicen en Europa, que Syriza trampeó sus Presupuestos Generales del Estado griegos. Cierto, vale, de acuerdo? Pero comparados con los del Gobierno español, del PP de Rajoy, el siervo de la gleba de fraü Merkel, son hasta creíbles. Aquí, en este país, desde el 2012 se han inflado sistemáticamente los ingresos sin pudor alguno. Es la principal causa del incumplimiento del objetivo de déficit durante todos los años de la legislatura pepera, y de que la deuda pública supere la psicológica cifra del billón de euros. Pero los del año próximo no tienen parangón en la historia de la democracia española. El agujero más importante, sin precedentes en este país, el más preocupante, es la tronera de la Seguridad Social, de donde dependemos nueve millones de pensionistas, nada menos?

Para este 2015, el Gobierno presupuestó un aumento en las cotizaciones sociales del 7%, o sea, unos 110.000 millones de eurillos? ¿Saben lo que han crecido esas cotizaciones? Apenas un 0,8%, más de diez veces menos. Pero es que para el próximo año no solo no se corrige esa desviación, sino que se aumenta aún más con una previsión de 117.000 millones sobre el desfase anterior. Esto es, se persiste en el error, como los burros más burros de los burros. Aquí se cuadran las cuentas a golpe de trampa, por el artículo 14 y, en este caso, a cuenta de la caja de las pensiones de los viejos. Alguien tiene que pagar el pato, y mientras el jubilado está entretenido con las baratijas del Inserso, los bingos y las comidas y viajes? cuando se venga a dar cuenta verá que del caramelo que le ponen para chupar no queda ni el papel del envoltorio, pero, para entonces, que lo arreglen otros, si es que pueden?

Pues lo cierto y verdad es que, cuando Rajoy se encaramó a la Moncloa se encontró con 70.000 millones en la hucha de las pensiones, y no es que Zapatero la dejara en su mejor proporción ni mucho menos. Pero ahora, cuando termina su legislatura, la va a dejar por debajo de los 40.000 millones. Esa es la pura realidad. El déficit superará los 30.000 millones, y a la hucha le quedará un año de vida a este ritmo de despojo. Lo que pueda pasar después entra en el terreno de lo incógnito. Al menos con este Gobierno, claro?

Porque la moderna derecha no se ha distinguido precisamente por favorecer el desarrollo del sistema público de pensiones. Fraga, por ejemplo, nunca lo apoyó. Aznar, si bien no se atrevió a tocar su caja cuando estuvo en el poder, sí que desde su fundación Faes aboga por cepillárselo y sustituírlo por un sistema de capitalización que llene los bolsillos a sus amigos financieros. Aunque eso dinamite la solidaridad de un sistema público, que dejaría a más de la mitad de los pensionistas españoles en la más severa pobreza? Pero está siendo Rajoy el que está consiguiendo lo que sus antecesores no pudieron. Las tiene congeladas desde hace tres años, ha permitido (si no provocado) un déficit crónico que lleva irremisiblemente al colapso del sistema, y, si sigue en la poltrona, acabará por decir que es insostenible y no hay más remedio ni alternativa que reformarlo y llevarlo a un recorte drástico y nominal de las pensiones. Por ahí apunta Linde, el paniaguado del Banco de España.

Eso es lo que nos aguarda y lo que nos tiene reservado esta gente. Si a estos negros nubarrones le sumamos la estafa y el robo de que estamos siendo objeto los jubilados, en que nos están desquitando de nuestras miserables pensiones un irpf que ya nos descontaron en su día, dado que son rentas de trabajo, no sé qué extraña fascinación ejercen estos políticos sobre nosotros, los pensionistas, que encima nos convertimos en su gran reserva de votos. No lo entiendo, ni lo entenderé nunca. Jamás podré comprenderlo. Somos nueve millones de personas a las que se nos está robando sistemáticamente, a los que nos están esquilmando la caja de jubilaciones, que es el fruto de toda nuestra de vida de trabajo, y a los que se les insulta con subidas anuales del 0,25%, cuando solo la factura de la luz, del agua o de los Ibis son atracos institucionalizados por unos gobiernos amancebados con las compañías energéticas, e inútiles con sus administradores abusones.

Somos nueve millones de votos que deberíamos hacer valer llegado el momento.

Pero nos tienen aborregados como al ganado. Silenciados con una amarga chupeta virtual. En clubs de pensionistas con el pienso preciso para que no se piense? Es el silencio de los corderos.