Garre no iba a ser menos que Felipe VI y también nos agasajó la noche del 24 con un discurso navideño. Al monarca lo pudimos ver en los canales de casi todas las Españas y al presidente de la comunidad en nuestro moribundo Canal 7. Pero, en esencia, vino a ser lo mismo. Buenas palabras y buenos deseos. Es curioso que se siga eligiendo la noche de Navidad para hacer discursos políticos. No terminamos de separar política y religión, y no me parece que eso sea bueno ni para la una ni para la otra. El estado aconfesional que establece nuestra tan cacareada Constitución deberá esperar, de momento.

Tras el mensaje real, al PP y PSOE les faltó tiempo para aplaudir «la contundencia» del monarca contra la corrupción política. ¡Vaya novedad! Después de los años que llevan señalando las encuestas que una de las principales preocupaciones de los españoles es, junto al desempleo, la corrupción, vienen la institución y los dos partidos que han gobernado este país en los últimos años a ponerse al frente de la manifestación.

Como si no fuera con ellos. Pero nos engañemos. Cortar esta lacra «de raíz y sin contemplaciones» requiere algo más que buenas palabras y buenos deseos navideños. Requiere, en primer lugar, revisar este sistema económico depredador, y, luego, respetar de verdad la independencia de la justicia, colaborar con ella y apartar a los corruptos de la política.

Garre, siguiendo el guión que ahora toca, también centró su alocución navideña en el desapego ciudadano hacia las instituciones y en la creciente desconfianza hacia los políticos, que dice entender. Incluso, exigió una «conducta ejemplar a los líderes de las instituciones». De boquilla, se sobrentiende, porque en su gobierno, de siete consejeros hay dos imputados; al frente de la Delegación del Gobierno, otro, y gobernando las dos ciudades más importantes de la Región, dos más.

Pero no sólo de corrupción vive la política, y Garre quiso también, siguiendo los pasos de Rajoy, mandar un mensaje de esperanza, augurando que 2015 será el año del empleo. Ojalá sea así. ¡Qué más quisiéramos todos! Lamentablemente las cifras macroeconómicas, que el Gobierno maneja a su conveniencia, no se están traduciendo en creación de puestos de trabajo ni en reducción de la pobreza. Que se lo pregunten si no al presidente del Banco de Alimentos que califica 2014 de «alarmante» y cree que 2015 será peor. «La gente se muere de hambre y no hay visos de recuperación. Lo de estar saliendo de la crisis es una falacia». Son palabras suyas.

Si hacemos memoria, no ha habido Navidad, desde 2007, en que el Gobierno no haya salido con el cuento de la recuperación y la creación de empleo. Y ya sabemos en qué ha quedado todo. ¿Por qué habríamos de creerlo si hasta ahora esa cantinela no ha sido más que un señuelo, un reclamo, un engañabobos? Nada nos hace pensar, lamentablemente, que este año no lo vaya a ser también.

De momento, lo que sí sabemos es que 2015 será un año electoral. Hasta tres elecciones tendremos en la Región. Y Garre se está preparando para ello. Garre, que no quiere ser flor de un año. Que no quiere ser un presidente de quita y pon, el ´kleenex´ de Valcárcel. Como Aguirre, el de Torre Pacheco se ha postulado ´avant l´heure´ al puesto. Para que se entere todo el mundo. Pero a falta de primarias en el PP, habrá que esperar a ver lo que dicen Rajoy y Valcárcel. Este último sigue apostando por Sánchez, invalidado de momento por sus problemas judiciales.

Estamos, pues, en las mismas que en la primavera del año pasado. La historia se repite, si la primera vez como farsa, ahora como tragedia para el PP. Porque mientras la cúpula se enfanga en sus luchas intestinas, es posible que los murcianos ya tengan decidido, como hicieron hace veinte años con el PSOE, mandarlos a la oposición.