Por Navidad comemos y gastamos más de la cuenta, igual es un reflejo troglodita de cuando llenábamos la cueva de cecinas y bellotas en previsión de los días más duros y sabíamos que era una medida inteligente interponer una buena capa de tocino entre el frío y nuestras personas. El caso es que un amigo, representante de joyería, dice que este año la venta de alhajas de más de mil quinientos euros la pieza (precio de distribuidor) se anima un poco. «Pero no hay modo de recuperar al cliente entre los seiscientos y los mil doscientos», añade. Es el cliente que no hace mucho y si le preguntaban para una encuesta, decía que era de ´clase media´. Ahora le falta la otra media para llegar al par.

Un amigo periodista ya me dijo, antes del verano, que se recuperaba, al menos en Madrid, la publicidad, pero sólo para ciertas cosas: modelazos de fina costura, coches de alta gama y cosas así. En confianza: para explicar la realidad vale cualquiera, cualquiera menos un registrador de la propiedad, por mucho que anuncie la anhelada recuperación que va a duplicar las tasas de crecimiento europeas. El doble de 0,3 es 0,6 y el triple de nada, nada. La función de las matemáticas es la misma que la de la filosofía: conducir al desengaño, descubrir que los Reyes son los papás y, a partir de ahí, salir al mundo con hambre atrasada.

Aunque mañana vuelvan a trabajar todos los que se quedaron en el paro durante el Marianato (crear es atributo de Dios o de la materia, pero no de los ministerios ni de las sociedades anónimas), lo harán en peores condiciones que antes: con menos dinero, garantías y futuro. Es decir que se agravará la ya famosa ´brecha social´ que no es otra cosa que una petrificación oligárquica, la libertad sólo es otra palabra cuando no se tiene nada que perder, que cantaba Janis Joplin. En 1998, escribió Fernando Savater: «Sólo una suprema falta de imaginación puede creer que tales excluidos preferirán los valores de la ciudadanía de la que no gozan a las opciones siniestras del terrorismo, el integrismo o las nuevas demagogias redentoras».

Por lo demás, Feliz Navidad.