El comisionado para Asuntos Económicos del Gobierno regional y diputado del PP por Murcia, Vicente Martínez-Pujalte, parece empeñado en defender a todos sus compañeros de partido que son acusados por los jueces o se ven obligados a entrar en prisión, como el expresidente de Baleares Jaume Matas o el castellonense Carlos Fabra. Ahora le ha tocado el turno a la ya exministra de Sanidad Ana Mato, cuya honradez trató de avalar ayer de forma poco afortunada diciendo que la exesposa del que fue senador por Murcia Jesús Sepúlveda se habrá «comido el jamón» que la trama Gürtel puede haberle regalado a su familia. A pesar de que este señor lleva la mayor parte de su vida como diputado del Congreso, no parece haberse percatado de que está muy feo que un parlamentario muestre tan poco respeto por las decisiones que adoptan los jueces. Quizás el trasiego que lleva desde que está pluriempleado y el esfuerzo que dedica a salvar la cara a sus amigos (en vez de dedicarse a conseguir una nueva financiación autonómica, por ejemplo) le impiden darse cuenta de que también la judicatura tiene un misión que cumplir en democracia. Y no puede mirar por sus amigos.