Rajoy está tardando, ya debería haberlo hecho en cuanto saltó el asunto Bárcenas y su famoso «Luis sé fuerte» con el presunto, como poco, defraudador, patriota de pulserita con la bandera de España y cuentas en Suiza, pero para dimitir hay que tener decencia, y no, no es el caso, aun así la Justicia, aunque lenta, le sigue brindando oportunidades continuamente con la aparición día sí y día también de más casos de corrupción que le cercan: Gürtel, Matas, Fabra, Acebes, Rato, sobresueldos, reformas con dinero negro, operación Púnica, imputaciones a lo largo y ancho del país que unido a su absoluta incapacidad, y no lo digo yo, lo dicen las cifras sangrantes de parados, de familias sin recursos, de niños desnutridos, de recortes en todo que aún lastran más las economías de los que menos tenemos le convierten en un mero títere de intereses espurios propios de la omertá siciliana.

¿Capisci?