Es que no hay nadie en el Partido Popular que explique con claridad que la licitación del proyecto para la llegada del AVE a Murcia es lo mejor que, en materia ferroviaria, podría pasar al conjunto de los murcianos, de la capital y del resto de la Región? ¿No hay nadie, ni un portavoz autorizado, un consejero, concejal o el propio alcalde? ¿Hay que agachar la cabeza y aguantar sin rechistar los indiscriminados ataques provenientes de un determinado colectivo que se siente defraudado a desdén de que ahora, precisamente ahora, por primera vez se va a dar comienzo a lo que ha sido por más de treinta años una justa petición, la de ellos y la de todos? ¿Tan difícil es entender que, lejos de una patraña política del Partido Popular, tal licitación supone un adelanto „atrás deja fuera tantos retrasos„ de varios años que serán vitales bajo cualquier prisma de observación para todos, absolutamente todos los murcianos? ¿Y tengo que ser yo, el último y más humilde de los diputados del PP en la Asamblea de Murcia quien lo explique?

Sí. Esto de la política, los Gobiernos, la oposición, los que opinan a favor y los que en contra, suponen para mí desconcierto y, en su consecuencia, desazón. Puedo llegar a entender la que consume a los vecinos del otro lado de la vía, al sur de la ciudad. Sus desengaños e impaciencia, pero no la negativa, sin remedios, a aceptar como viable a sus intereses el que, al fin, se pueda hablar con justicia de soterramiento. Cierto que lo contenido en el proyecto que se licita no comprende ni responde a la totalidad de sus aspiraciones pero que, en estos tiempos de crisis aguda en donde todos los Gobiernos de la plural España, a nivel estatal, regional y municipal, raspan sus presupuestos con dificultad para mantener heroicamente los niveles de sus servicios sociales alcanzados en años anteriores a esa crisis y que, en su consecuencia, las inversiones en infraestructuras están por debajo de lo que „en lo muy prosaico„ llamamos ´bajo mínimos´, se puedan dedicar a Murcia ochenta millones de euros a fondo perdido (corren a cargo del ministerio) para hacer realidad la prioridad absoluta que tiene para el global de los murcianos la llegada del AVE y, por demás (ya rizando el rizo), haciendo compatible tal llegada con el compromiso político „insoslayable compromiso„ adquirido por el PP respecto a la exigencia de que el resultado final del proyecto dé con un soterramiento de las vías desde Los Dolores hasta Nonduermas, es algo digno de elogiar.

Nada impide que esto sea así. Quizás sí, la intransigencia de los integrantes de la Plataforma quienes, al no ver sobre los papeles que licitan la obra la totalidad del soterramiento, oponen resistencia a todo el proyecto. Y esto no es lo peor. Lo dramático del caso es que nadie ni nada ha sido capaz de explicar a la ciudadanía que esta actitud, minoritaria actitud, perjudica y mucho al conjunto de los murcianos.

La solución tomada no sólo garantiza el soterramiento total definitivo sino que, en un esfuerzo digno de mención, incluye el soterramiento de la traza en uno de sus tramos más conflictivos. No es la cuestión si el PP engaña, ni si está pendiente de las próximas elecciones, ni si lo que se inventa es pura trampa y teatro. Esto es cosa del libre albur de quien quiera opinar. Lo verdaderamente objetivo del asunto es que lo que está pasando en modo alguno descalifica al Partido Popular como defensor a ultranza del soterramiento integral del AVE a su paso por Murcia. A partir de ahora, con el tren en marcha, corresponde al Partido Popular informar, sin demora, el cómo ha de completarse el equipamiento necesario y explicar detalladamente las sucesivas etapas y sus contenidos, determinando plazos y presupuestando los dineros. Esto sí es de exigir por todos y no sólo por algunos.

Dicho todo lo cual sin esperanza alguna de que por parte de unos y otros se pudiera lograr un mínimo encuentro. Lástima. Mientras, y por el bien de los murcianos, con el debido respeto, señores de la Plataforma pro Soterramiento, ¡por favor, cállense ustedes, caramba!