Hay frases especialmente significativas a la hora de debatir un tema, de tal manera que si alguien las utiliza compromete seriamente a su oponente. Dos casos muy socorridos y recurrentes: ´El derecho a decidir´ no hay demócrata que se atreva a sostener lo contrario; pero, claro, es una simpleza.

La cuestión estriba en cuál es el complemento del verbo, en qué se decide y ni podemos decidir si pagamos o no impuestos ni si una Comunidad se desgaja de la unidad nacional.

´El derecho a la vida´ que esgrimen los antiabortistas. ¡Como si alguien estuviese en contra de la vida y fuese pro-muerte! A partir de estas frases sólo se pueden construir argumentos falaces.