Alguien a quien aprecio mucho y conozco desde que éramos niños me recordó, el pasado fin de semana, los buenos ratos que pasamos juntos y, en alegre reunión con otros amigos de la época, nos conjuramos para no olvidarlos y seguir manteniendo el contacto.

Ésa es la intención. Ocurre que vamos recorriendo nuestro camino y las circunstancias nos llevan a separarnos de personas a las que queremos. La inmensa mayoría de las veces, poco a poco, sin sentirlo. Y cuando te vas a dar cuenta, hace veinte años que no hablas ni sabes nada de ellos. Hemos cerrado el universo a nuestro hogar y sus ocupantes, el trabajo y muy poco más. Apenas dejamos tiempo para padres y hermanos y ninguno para quienes ya no nos son tan cercanos, aunque en otro tiempo lo fueran.

Llegado a la edad en la que tengo más pasado que futuro, no es que quiera vivir de lo que ya ocurrió ni vaya a volverme un nostálgico de álbum de fotos. Lo que se fue, pasó. Pero ahí siguen „este fin de semana lo descubrí„ algunos de los que en su día fueron una parte tan importante de mí, que hoy no me entendería sin lo vivido con ellos.

Inevitablemente, cualquier día empezaremos a irnos. Que sea en paz con lo que somos, fuimos y los buenos ratos pasados.