Solo el demonio tiene la culpa de lo que este pasado domingo ocurrió durante el desarrollo de la vigésimo novena edición del Descenso del Cañón de Almadenes. La mala suerte se alió con el malogrado Fernando Ortiz Valera, cayendo en una de esas trampas mortales que son los muchos árboles, quizás demasiados, que hoy por hoy se encuentran caídos sobre el Segura a su paso por la Vega Alta. Pero este trágico y desgraciado suceso no debe empañar una trayectoria de casi 30 años, durante los cuales, la Organización Juvenil Española de Cieza ha venido programando este descenso náutico sin un solo incidente. Desde siempre, sus responsables se han preocupado por ofrecer la máxima seguridad a los participantes con la supervisión de espeleólogos, montañeros, socorristas y radioaficionados.