Los resultados de las elecciones europeas han dejado algunas sorpresas y curiosidades tanto en España como en el resto de los países europeos. En lo que respecta a España, como en años anteriores, la abstención ha sido la fuerza más votada, tal vez porque ya pocos ciudadanos creen en esta Europa divida e inútil y menos aún piensan que votar sirva para algo. Al margen de este dato ya consabido y esperado de la abstención, lo más significativo en nuestro país ha sido la fisura que ha sufrido el bipartidismo reinante. Aunque al final, como casi siempre, todos los dirigentes han salido en pantalla haciendo valoraciones muy positivas sobre los resultados obtenidos, en realidad, tanto el Partido Popular como el Partidos Socialista se han dejado cientos de miles de votos y algunas decenas de escaños.

Ni siquiera los sondeos más pesimistas habían anticipado esta situación, que ha cogido por sorpresa a los dirigentes de ambos partidos. Por su parte, los partidos minoritarios „como IU, Podemos o UPyD„, han conseguido mejorar sus resultados, gracias en buena medida a la mala gestión que han realizado tanto el PP como el PSOE en sus respectivos Gobiernos.

Los casos de corrupción, la ayuda a los bancos, el servilismo hacia las grandes empresas, la despreocupación por los ciudadanos y el apoltronamiento que comparten ambos partidos ha hecho que muchos ciudadanos se hayan decantado por nuevas fuerzas políticas más reivindicativas y comprometidas con la sociedad.

En cuanto al resto de países europeos, lo que más ha llamado la atención „incluso, más ha atemorizado„ es el aumento significativo de las fuerzas de extrema derecha, que ha crecido en la mayoría de los países europeos, subiendo con especial fuerza en Austria, Croacia, Dinamarca, Francia, Letonia y Reino Unido.

Evidentemente, el aumento de este tipo de grupos no es del agrado de la mayoría (sí de quienes les han votado) pero no podemos fijarnos tanto en su aumento como en las causas que lo ha generado. En este sentido, la mayoría de los partidos de extrema derecha basan sus mensajes en los perjuicios sociales que genera el aumento de la inmigración y la inseguridad ciudadana „a veces como causa y efecto„, combinando estos mensajes con un sentimiento patriótico.

Este tipo de ideologías consiguen infinidad de adeptos gracias especialmente a las crisis económicas y a las crisis de valores sociales, tal y como ocurre en la actualidad. Muchos ciudadanos tienen la sensación de que su Gobierno les olvida en favor de otros ciudadanos extranjeros, y ese sentimiento es bien aprovechado por este tipo de partidos. Como afirma Dominique Reynié, profesor de ciencias políticas, «las extremas derechas han sido las únicas que han tenido en cuenta el desarraigo de las poblaciones afectadas por la erosión de su patrimonio material „paro, poder adquisitivo„ y de su patrimonio inmaterial, es decir; su estilo de vida amenazado por la globalización, la inmigración y la Unión Europea».

Por este motivo, tenemos que tener muy en consideración la fuerza de los sentimientos ciudadanos, no vaya a ser que en un futuro volvamos a llevarnos otra vez alguna que otra desagradable sorpresa.