Reconozco que me encanta Twitter, y que soy uno de esos que se pasan buena parte del día con el teléfono en la mano, y con una sonrisa boba en la cara que debe hacer pensar a la gente que tengo algún tipo de discapacidad intelectual. Porque el ingenio que tienen muchos de los usuarios de la red social de los 140 caracteres me provoca muy buenas risas, pese a que también hay sitio para muchos indeseables, maleducados e intolerantes. El problema es que, cada vez que conozco más Twitter, menos utilidades le veo que no sean el humor y la provocación. Por eso me hace gracia cuando me vienen algunos, sobre todo de algunos partidos políticos, rebosando euforia porque tal o cual iniciativa ha sido TT (Trending Topic, es decir, tema más comentado). Solo hay que pasarse un día por el universo tuitero para comprobar el valor que tiene ser TT. Ayer, a la hora que se redactan estas líneas, los españoles hablábamos de Selena, Karmele, Yasmina, el Barça y Bale. Así día tras día. A mí lo que me preocuparía es ser TT.