Hace unos días, László Andor, comisario de Empleo Europeo, ofrecía una rueda de prensa en Bruselas que venia a tirar por tierra toda la maquinaria mediática puesta en marcha por el Gobierno de España con la matraca de «vemos el final del túnel» o eso de Montoro de «estamos comenzando a ser el asombro de Europa». Que sí, que solamente produce risa, pero que como las mentiras repetidas, a veces, parecen convertirse en verdad hay quienes ya comienzan, siguiendo el run run, a pensar en que, efectivamente, ya empezamos a ver la luz al final del tunel.

Y yo no dudo de que los banqueros vean luz, faltaría más, y las grandes empresas y todos esos que se han hecho mucho más ricos con la crisis, pero ese no es el caso de gran parte de los ciudadanos, diríamos que la mayoría, quienes de pronto descubren, tal y como declaró el mencionado comisario europeo, que encontrar un empleo y conseguir trabajar hoy en nuestro país no es garantía de salir de la pobreza. Así de alto y así de claro, porque esta es una de las conclusiones a las que llega el informe anual sobre la evolución del empleo y la situación social en Europa durante 2013, publicado hace unos días por la Comisión Europea.

Un informe que nos impide ser optimistas y que nos lleva a preguntarnos en qué mundo viven nuestros gobernantes cuando se muestran tan inconscientemente felices y contentos por la evolución de la economía porque en él se indica que el 12% de los trabajadores españoles viven en situación de pobreza, pese a estar trabajando „porcentaje que solo es mayor en Grecia y Rumania„, señalando como razones del aumento de la pobreza en España la elevada proporción de hogares con todos los miembros en paro, el alto nivel de paro de larga duración y la reducción de las prestaciones sociales, señalando, además, que el 15% de los hogares españoles en riesgo de pobreza dependen para sobrevivir de la pensión de los abuelos.

Situación que esta España, asombro de Europa y del mundo mundial, según nuestro inefable ministro Montoro, comparte en la UE con países como Chipre, Grecia, Bulgaria, Letonia y Polonia „observen que entre los mismos no se encuentran ni Portugal, ni Italia, espejo en el que siempre nos miramos para conformarnos„, lo que nos hace pensar que se refería a eso porque realmente es para asombrarse de que nos encontremos, con todos mis respetos, a la altura de esos países.

Y sin tiempo para recuperarnos del sofocón del informe de la UE sobre lo bien que nos marchan las cosas, es un decir, nos topamos „vamos de sobresalto en sobresalto„con las declaraciones del presidente de la COE, Juan Rosell, que la semana pasada se descolgaba con unas sentencias que han de llenar de angustia a los que aún trabajan en nuestro país: «Ojalá convenciéramos a los que tienen contrato indefinido de que se bajaran ciertos de sus derechos para que los pudiéramos incrementar a los temporales». Pero no queda ahí la cosa porque, animado ante la perspectiva de dejar con la boca abierta a sus socios de la junta directiva de la patronal valenciana, continuó envalentonado recordando que la reforma laboral de 2012 no será la última «ni mucho menos». «Vamos a tener muchas, todas las que sean necesarias, porque hemos de adaptar la legalidad a la realidad».

Ya sé, me llamarán demagoga „argumento de los que no tienen argumentos„, pero a todos los que hablan así los ´condenaría´ a vivir con mil euros, generosa que es una „en España hay ya tres millones de personas en situación de ´pobreza severa´, los que viven con menos de 307 euros al mes„ solo durante treinta días. Seguro que al final hablarían con menos desahogo, con menos prepotencia, con menos osadía, con menos desfachatez, en definitiva.