La verdad es que la frase parece tan digna de ser repetida tanto como mejor no pronunciarla.

Decir que el socialismo ha vuelto dos años después de estar un Gobierno de centro derecha en el poder nacional es poco menos como decir que ha estado ausente desde hace veinte años o más, pero no siendo así debería resultar vergonzoso para la garganta que grita ´ha vuelto´.

Significa que el último Gobierno socialista no era socialista; por lo tanto, si su política no fue socialista por ende fue conservadora. AsÍ, maquiavélicamente, se llegaría a la conclusión de que Zapatero fue un Presidente de derechas nombrado por los socialistas en su congreso nacional.

«El PSOE ha vuelto», pero en esa hipotética vuelta llega con las mismas maletas que salió y con el mismo contenido.

Cuando se fue el socialismo, si es que alguna vez ha estado o ha salido, eran los mismos representantes entonces que los que ahora vuelven, con alguna honrosa excepción, como la murciadísima hija de Rafael González Tovar, de la que solo se puede hablar bien y muy bien, deseando que algunas de Cartagena la imiten.

Rubalcaba se equivocó cuando gobernaba, se equivocó quedándose de líder de la oposición y de secretario general del partido y se sigue equivocando no marchándose en estos momentos. Aclaro que cuando digo que se equivoca me refiero a que es bueno para él quedarse y malo para el partido y el socialismo en general.

¡Por Dios! tampoco es tan difícil decirle que no se le quiere, que se vaya a su casa y que deje el camino libre a otros mas jóvenes y jóvenas que pueden hablar del futuro sin tener un pasado que se les pueda reprochar.

No creo que Rubalcaba lea esta crónica, pero sé muy bien que la lee mi amigo y mi héroe Pedro Saura, por lo que aprovecho para decirle que se lo diga, aunque sea de mi parte. Pero no contento con no irse y decir que ha vuelto, avisa de que da un giro a la izquierda invadiendo el terreno de Izquierda Unida.

Vamos a ver, Pedro, dile también a Rubalcaba que para que un partido político consiga gobernar en este país tiene que conseguir el voto de la parroquia de centro moderada, y esa está en el centro, no en la extrema izquierda.

Rubalcaba ya juega a caballo perdedor desde el principio de la nueva cacareada vuelta socialista; primero, porque no se le quiere; segundo, porque no se le olvida, y tercero, porque se equivoca de votantes.

Lo que necesita este país, además de su centro derecha, es un centro izquierda muy fuerte, conservando todas sus inclinaciones sociales pero motivando y apoyando todas las iniciativas productivas de un centro derecha, conjugando en buena armonía las ayudas sociales con la protección a las empresas, producir y dar, nunca al revés. La política de un centro izquierda es posiblemente la que todo el país votaría, pero lo que no va a hacer la mayoría de españoles es votar a un partido que se escora aún mucho más a esa izquierda, que jamás ganará unas elecciones y cuya máxima aspiración es convertirse en un grupo bisagra como en Andalucía para tener cogido al Gobierno de coalición por los mismisimos lereles.

El PSOE no ha vuelto ni va a volver, porque el socialismo del siglo pasado en el que vive inmerso Rubalcaba ya no sirve en estos tiempos, pero si volviese renovado y modernizado, dando respuesta a todas las situaciones de hoy, sembrando ilusión en este maltrecho pueblo, debería hacerlo con nuevas caras y con un giro hacia el centro. Todo lo demás tan sólo son ganas de quedarse los mismos.

Y ya está bien, ya está bien, hay que darle paso a las nuevas generaciones de jóvenes que en estos últimos veinte años se han incorporado a la política, capaces de aportar nuevas ideas e impulsos, cargados de energía renovada, sacando al país de donde está. Y si no me creen, recuerden la edad que tenían Adolfo Suárez, Felipe González, José María Aznar y Zapatero cuando llegaron al Gobierno de la nación, que es del que hablo. Lo harían mejor o peor, según le haya ido a cada uno con ellos, pero indudablemente fue un auténtico cambio con savia nueva.

Lo de hoy del PSOE es más de lo mismo, más de lo que nadie quiere, como decía aquél, ´otra vez lentejas´.

De momento, el verdadero vencedor de la conferencia socialista, sin duda alguna, ha sido el Partido Popular.