Hace un tiempo salió una encuesta de voto donde la mayoría de los murcianos afirmaban estar enfadados con Valcárcel por la situación económica. Pero a la misma vez aseguraban que, de tener oportunidad, seguirían votándolo como una sola monja porque una cosa es la indignación y otra que nos volvamos todos locos. O sea, decían estar tan decepcionados con la legislatura deValcárcel que necesitaban a alguien distinto que les devolviera la confianza, y sólo podía devolverla precisamente quien se la había retirado, una vez que volviese a ser el tipo de los viejos tiempos: el propio Valcárcel. El pueblo murciano, básicamente, venía a decir en esa encuesta lo que aquel alcalde Valera de Mazarrón cuando se peleó con el presidente regional: «Quiero que mi Valcárcel vuelva a ser el que venía los domingos peinao y con su camisa de cuadros».

Uno pensaba que es natural que el pueblo soberano diga esas cosas y las vote en consecuencia, lo que no es tan natural es que también venga a decirlas la excesivamente leal Oposición. Uno lee a la Oposición y la Oposición resulta que exige dos cosas: que Valcárcel dimita cuanto antes y, ya con la legitimidad política reestablecida (ya desintoxicados en Murcia de lo que la izquierda llama doping electoral), que Valcárcel cumpla su alta responsabilidad con los murcianos de terminar la legislatura sin marcharse ni a Europa ni a ningún sitio.

¡Si al menos la Oposición hubiese pedido esas dos cosas en días alternos o en artículos dominicales discontinuos! Pero no: las piden en el mismo manifiesto reivindicativo cada vez que les preguntan por los males de la Región. Quieren que Valcárcel renuncie y, a la vez, que no se le ocurra no continuar. Que se vaya y que no deje de quedarse. Y lo mejor es que quieren que lo haga por ese mismo orden. Parece que la Oposición mira hacia el sillón del presidente regional y no ve a nadie, y después de a nadie al único que ve adecuado para sentarse ahí para cumplir con su responsabilidad es a un tal Valcárcel.

¿No se habló, hará un par de meses, de la existencia de un papelito confeccionado por alcaldes del PP donde se pedía a Valcárcel que no se fuera a mediados de 2014 ni nunca? Ese papelito podría estar firmado ya mismo por la Oposición, llevada por su alto sentido del compromiso político. Está muy decepcionada con la ejecutoria de Valcárcel pero muy ilusionada en que siga, aunque él no quiera. Quieren que dimita alguna vez, pero para qué las prisas.