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A un joven murciano en la emigración (umor, sin hache para la exportación)

Me escribe un joven murciano, Gonzalo Gómez Montoro: "Enhorabuena por tu nuevo libro. Iría a la presentación si no estuviera en Francia emigrado, como tanta gente de mi edad". Gonzalo (que publica el blog AguasdeCeniza.blogspot.com) merece que le escriba este homenaje, desde su tierra.

Gonzalo nació en 1982 -recuerdan esa fecha; en ella 'entraron los socialistas' y comenzó la modernización y europeización de este país de curas deslatinizados, sobrinos de cura y barberos con cuchilla por forja; veníamos del 23F, ¿se acuerdan?

Gonzalo hizo dos filologías, hispánica e inglesa, y hasta estudios de periodismo y prácticas en La Verdad, suplemento de cultura. Becado con beca Erasmus, de las que ahora han sido recortadas mientras no lo han sido los gastos en el Valle de los Caídos ni en los Premios Cervantes ni tampoco en los Premios Príncipe de Asturias: no se merecería este país becar a científicos, investigadores, literatos, educadores; si un día hubo becas para estos futuros profesionales y creadores españoles fue porque la Europa, el club al que quisimos pertenecer, lo imponía; fue porque quedaba bien decir que no solo recibimos estudiantes extranjeros sino que también mandamos a estudiar fuera, a los nuestros. En fin, eso es agua pasada; o, peor, como diría Gonzalo: agua de ceniza.

Gonzalo, para más inri, tiene vocación literaria. Eso ya te expone, en este país, al vacío de las partículas. ¿Cómo, joven, no quiere usted ser emprendedor? Emprendedor es poner tienda de chuches o cualquier otro negocio. Emprendedor se lleva, está de moda entre los pijopeperos. Es su palabra de presa, su 'mot' de guerra, su eslogan para crearse buena conciencia entre jóvenes. En realidad, los jóvenes pijopeperos, casi siempre de buena familia, no son emprendedores ni falta que les hace. Por enchufe familiar van tirando.

No sabía lo de la emigración de Gonzalo. Gonzalo, mira, me da coraje, ya sé que viajar y vivir fuera de España puede ser una buena cosa en lo personal, y yo me iría al fin del mundo a aprender o trabajar y experimentar otra cultura. Pero, cuando me pongo a recordar las palabras de nuestra ministra de Trabajo... alentando a los jóvenes a irse a Alemania, mira, mira. Aquí tenemos (o teníamos) un sistema de enseñanza para formar jóvenes que luego han de irse a trabajar fuera y a cotizar por su trabajo fuera.

Desde el punto de vista general, esto es un fiasco, una pérdida de dinero invertido en educación pública y subvención a la privada, y otra pérdida de caja de seguridad social. ¿Quién me va a sostener mi jubilación? ¿La ministra Báñez? ¡Qué irresponsabilidad, mon Dieu, mein Gott!

Dicho esto, espero que te vaya muy bien, y que vuelvas pronto, tío. Vente pa' España, Pepe... decía aquel eslogan desarrollista. Un eslogan, hoy, sostenible (eso de sostenible es también otra palabreja empleada mucho por los pijofacciosos) sería: ¡que se vayan ellos!

Un abrazo con umor, sin h.

(La h no la hemos comido, aquí en España, o ha sido recortada tb).

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