No lo sabe nadie, pero Mariano ha ido a tomar el té con la reina de Inglaterra. La visita forma parte de la agenda oculta, que unida a sus intervenciones a través del plasma configuran la personalidad de un mandatario del futuro porque lo que es del presente... Se ve que el hombre se halla preocupado por su equipo de colaboradores. Al parecer estaba ilusionado con que las advocaciones de Fátima Báñez a la Virgen del Rocío dieran resultado, pero empieza a dudarlo. Y lo que no esperaba ni mucho menos son esas rachas en las que es necesario esconder a Cospedal puesto que para eso ya está él.

Así que, según se ha deslizado de forma naturalmente rocambolesca por motivos obvios, en el encuentro Rajoy se interesó ante Isabel II sobre su concepto de liderazgo a lo que la soberana contestó: "Rodearse de personas inteligentes". Perplejo como comprenderán, el jefe del Gobierno de usted y mío le preguntó que cómo sabe ella si son inteligentes o no, a lo que la monarca respondió: "Lo capto de inmediato haciendo la pregunta adecuada. Déjeme que se lo demuestre".

Tomó el teléfono, llamó a Cameron y le dijo: "Señor primer ministro, le ruego que resuelva este enigma: su madre tiene un hijo; su padre tiene un hijo y este niño no es ni su hermano ni su hermana, ¿quién es?". Y, de inmediato, Cameron señaló: "¡Soy yo!".

Tras dar las gracias, Rajoy regresó y eligió a Wert para que fuese el primero a quien realizar la prueba. Un poco confundido, el ministro de Educación y Cultura le pidió tiempo para pensar. Nada más salir de la sede en pánico total convocó al resto del Gobierno. Transcurridas varias horas sin dar nadie con la tecla, recurrió al director de la Academia de la Lengua, quien dijo: "Pues, soy yo". "¡Ah, claro!" Wert llamó corriendo a Rajoy y le espetó: "Ya tengo la respuesta... ¡Es el director de la Academia!". Y Rajoy, indignado, le soltó: "Pero, idiota... ¡Es David Cameron!".