19 de Enero de 1976, ayuntamiento de Kensington: "Los rusos se empeñan en el dominio del mundo y están adquiriendo recursos rápidamente para convertirse en la nación imperial más poderosa que el mundo haya visto. Los hombres del Politburó soviético no tienen que preocuparse por el flujo y reflujo de la opinión pública. Ponen las armas antes que la mantequilla mientras que nosotros ponemos casi todo antes que las armas".

En respuesta a este discurso, el diario del ministerio de Defensa soviético, el Estrella Roja, apodó a Margaret Thatcher La Dama de Hierro. El mito comenzaba.

Fue la Thatcher una de las figuras políticas europeas más importantes del siglo XX. Sin ella el Reino Unido probablemente no sería lo que es hoy día. Sus medidas favorables a la limitación del poder sindicalista en este país, sus decisiones de desprenderse de la carga de una industria minera y manufacturera británica poco rentable, la privatización de empresas públicas, el adelgazamiento de la estructura del Estado y la desregulación financiera junto con un férreo control del gasto público, o sea, la ruptura con el keynesianismo y la recuperación del liberalismo clásico transformaron la estructura socioeconómica del Reino Unido.

Herencia de Thatcher es también el conocido euroescepticismo británico; si bien era defensora del acuerdo de libre comercio que suponía el Mercado Común Europeo siempre fue contraria a la creación del mega Estado europeo con estructura federal y capacidad de toma de decisiones que suponía la Comunidad Europea. Creía que el papel de la organización debería limitarse a asegurar el libre comercio y la competitividad efectiva, y temía que la CE fuera en contra de sus planes de disminuir el poder del Estado y la desregulación. Thatcher era más partidaria del Acuerdo de Libre Comercio de América del Norte que de la Comunidad Europea.

En política exterior supo ver en Gorbachov un aliado que pondría fin a la Guerra Fría aunque se opuso inicialmente a la reunificación alemana por temor a que ésta creara inestabilidad en el corazón de Europa; sin embargo supo ver el error que cometía la Comunidad Internacional al no reconocer la independencia de Croacia y Eslovenia. Se permitió el lujo de exhortar a EE UU a intervenir cuando Sadam Hussein invadió Kuwait diciéndole al entonces presidente Bush padre que no era el momento de flaquear.

En 1984 resultó ilesa de un intento de asesinato por el IRA en el Hotel Brighton donde se encontraba alojada para asistir a la Conferencia del Partido Conservador. A pesar del fallecimiento de cinco personas, algunas de las cuales eran miembros o familiares de altos cargos del Partido Conservador, decidió seguir adelante con la agenda establecida y al día siguiente dio su discurso tal y como tenía planeado.

La Dama de Hierro, pese a ser una de los 'primer ministros' menos populares, siempre consiguió obtener el respaldo mayoritario de los ciudadanos del Reino Unido de forma que fue capaz de mantenerse en el Gobierno británico durante once años y medio, consiguiendo el periodo de Gobierno consecutivo más largo desde Robert Jenkinson allá por 1812. Además, según una encuesta de IPSOS MORI de 2011, está considerada como la primer ministro más competente de los últimos treinta años.

La Thatcher, pese a ser catalogada de retrógrada y conservadora extrema, adoptó posturas que muchos llamarían progresistas pero que en realidad no son más que leyes que defendían la libertad del individuo. Fue de los pocos miembros del Partido Conservador que apoyó la Ley de Leo Abse que despenalizaba la homosexualidad masculina y la Ley de David Steel para legalizar el aborto, allá por 1966.

Otro ejemplo que hace de la Dama de Hierro tan special one fue su rigor para diferenciar entre gastos de Estado y los gastos personales o no esenciales relacionados estrictamente con la tarea de gobierno, llegando al punto de insistir en pagar por su propia tabla de planchar.

La filosofía política de Thatcher estaba basada y fundamentada en el individualismo, en la idea de que el ciudadano no puede pedir al Estado, al Gobierno, a la sociedad que le solucione todos y cada uno de sus problemas. Antes que pedir a los demás la solución de los problemas de uno mismo, el ciudadano debe ser capaz de afrontarlos por sí mismo, debe pensar primero en sus obligaciones y después en sus derechos.

Nos ha dejado una gran figura del siglo XX; una, en palabras de Milton Friedman, "liberal del siglo XIX", pero nos deja su thatcherismo, su filosofía de gobierno basado en "una baja inflación, la reducción de la actuación del Estado al mínimo, la defensa del libre mercado y cierta limitación al poder del sindicalismo", ideas que han perdurado y que han continuado sus sucesores en Downing Street, desde John Major hasta David Cameron, pasando por Tony Blair o Gordon Brown.