Sé que estás comiendo las uvas de tres en tres, porque yo me las como de dos en dos y no dices nada", decía el ciego a su Lazarillo. Pues eso es lo que está pasando, parece que la picaresca poco ha cambiado. La diferencia es que las uvas ahora son billetes de quinientos euros. Mientras me los des a mí, me da igual que tú te lleves más que yo, deben pensar todos los corruptos de este país, que por las causas abiertas de tipo penal en los juzgados de España, son muchos. Sólo en nuestra Región, pequeñita y uniprovincial, se tramitan treinta casos de corrupción, entre directores generales, alcaldes, parlamentarios y consejero. Sin olvidar que además de los políticos están sus técnicos profesionales, como arquitectos, abogados o cualquier profesión que no es la causa, sino la pasarela para la persona corrupta. Lo malo encima es que el propio corrupto se queda sorprendido cuando le dicen que lo que está haciendo es delito. Pero si yo soy el más listo del mundo, lsi a gente me aplaude, me da golpecitos en la espalda y me vota es porque me quieren. Puedo hacer lo que me de la gana, todo me lo merezco y el pueblo me lo agradecerá al ver que su representante tiene caché y prestancia. Luego, cuando viene el palo ya no se sabe cómo justificar tanta prepotencia y el dinero que tiene fuera de España, que por supuesto se lo ha ganado con su trabajo. Esto es, engañando a los demás con la especulación de cualquier tipo.

Después pasan dos cosas: o bien se salen de rositas porque un jurado popular que no tiene ni idea de Derecho (conditio sine qua non para ser jurado popular) absuelve al amiguito del alma; o bien se van de sanos por la vida, porque existe un defecto de forma o una prescripción del delito aunque para eso haya sido necesario el paso de muchos años. Lo cual es muy bueno para el que es culpable, porque mientras tanto, con la presunción de inocencia, puede ir a todas partes. Y malo, muy malo para el inocente que se ve inmerso una y otra vez en la pena del 'paseillo' ante los medios de comunicación a la hora de declarar o de presentarse en un juzgado, además de estar en entredicho en la sociedad durante todo ese tiempo.

Además de sentirse los mejores, creen que el pueblo español es tonto, y con contarle una milonga, como que yo no sabia nada, nos lo creemos. Una cosa es la culpabilidad penal que es preciso demostrar para ser condenado, y otra es la ética y la moral, que están por encima y por delante de una infracción criminal. Si usted no se entera de lo que pasa en su casa, tiene una culpa in vigilando que le obliga responder de los desaguisados de sus pupilos. Y ya no solo me refiero a si los sobres van y vienen por los pelos de tu nariz y ni los hueles. No serás un defraudador si no has cogido el tuyo, pero sí un ingenuo que no cumple con su obligación de vigilar a los suyos. Si no te enteras de lo que hay en tu casa, no puedes ser presidente de una comunidad de vecinos, por muy honrado que seas. Y como para esto no hay una amnistía, como a la que se acogió el tesorero sin que el ministro de Hacienda se entere (ese es otro que tal vigila), me temo que no se va a poder blanquear la deficiencia apuntada. Salvo que sea mentira lo publicado por El Mundo y El País, pues entonces serían ellos los negligentes.

Ah, pero no se olvide quitar extraordinarias, bajar el sueldo, subir los impuestos, y recortar mucho, que es la clave para salir adelante. Mejor que vigilar a los defraudadores y crear puestos de trabajo incentivando la producción.