En víspera de la Cumbre Europea de Sindicatos me empapo en un diario nacional de los cálculos que se hace nuestra ministra de Empleo, ella solita: "La flexibilidad que introduce la reforma laboral ha ayudado a mantener muchos empleos en un año de dura recesión económica. De hecho, estoy convencida de que 2012 hubiera sido peor para el empleo de no haberse acometido las reformas estructurales necesarias. Una reforma completa, profunda y equilibrada que está sirviendo para mejorar la competitividad de nuestra economía y atraer inversión que se traducirá en más oportunidades y más puestos de trabajo estables y de calidad... El último trimestre del año es probable", ojo ya al matiz, "que España recupere la senda del crecimiento que posibilite la creación de empleo. Aunque hay que ser prudente, siempre hemos dicho la verdad a los españoles". También dejaba caer que, en general, el paisanaje entiende perfectamente las medidas que ha tomado el Gobierno.

A mi suegra, que como su propio nombre indica es de armas tomar y que a sus 94 años ha visto pasar de todo y más, cada vez que escucha a Fátima Báñez se le escapa aquello de "pero, esta mujer, de dónde ha salido". Y más ahora que se ha sacado de la manga estimular seis meses a los jóvenes con una minicotización para ver si, con ese margen, demuestran que, más que emprendedores, son magos cuando lo que realmente tiene mérito es que no se haya percatado aún de que, a este paso, nos quedamos sin ninguno porque todos están rehaciendo sus perspectivas en otro idioma.

Hablando del extranjero, anteayer se pasó por la cumbre sindical, el vicepresidente de la Comisión Europea y responsable de Economía, Olli Rehen, quien mostró verdadera estupefacción ante las cifras de paro juvenil como si se hubiera caído de un guindo y antes de comparecer c0n el ministro del ramo. Del de los guindos, cuál va a ser.