La chica promete, anuncian las agencias de modelos de todo el mundo. Julia Schneider ha ganado la 28 edición del prestigioso concurso Elite Model Look, celebrado en Shangai. Julia da la vuelta al mundo gracias a los medios de comunicación que reproducen las fotografías en el momento de recibir este premio, cuyo apellido lleva la palabra éxito. Éxito y no otra cosa es lo que busca esta chica sueca. Su rostro refleja emoción y euforia. Un rostro sumamente maquilado para la ocasión, y que oculta la verdadera edad de nuestra protagonista. No cabe duda de que ha encontrado lo que buscaba: convertirse en la nueva promesa de las pasarelas, representando el canon de belleza ideal. Para Julia, la pasarela es una inyección de adrenalina. Desea hacerlo una y otra vez. Mientras que entre sus expectativas no figuran ninguna de las que podríamos llamar formativas o culturales.

Este es el primer fantasma que ronda el exiguo cuerpo de la joven modelo, que tiene tan sólo 15 años. Una edad donde la educación debería ser la primera de las preocupaciones de su vida. Lástima que las modelos, que son ejemplo para nuestra juventud, sigan dando una imagen de ignorancia y frivolidad. Según confiesa la maniquí, una de sus aficiones más destacadas es comer palomitas viendo una película.

Pero Julia no deja de ser una adolescente, pese a su 1,79 cm de estatura, el exceso de maquillaje y los trajes de alta moda con que la visten sus promotores. Por su bien y el del resto de adolescentes, no deberían dejar presentarse a estos concursos a las menores de edad. Así se reducirían las posibilidades de elegir a guapas pero tontas, que es lo que sucede a estas edades tan tempranas.

Esperemos que, entre desfile y desfile, Julia tenga un tutor personal que la guíe y oriente en el camino del conocimiento, y pueda completar así su preparación para la vida, que no es sólo de vino y rosas.

Sin embargo, el mayor fantasma que ha revivido la joven modelo es el de la anorexia. Parecía que por fin las curvas se habían puesto de moda otra vez, y que las campañas de concienciación contra la excesiva delgadez y la anorexia habían hecho su efecto. Pues no. Este caso y otros que han surgido en los últimos meses han vuelto a hacer sonar las alarmas. Este concurso de modelos ha coronado a una chica cuyo aspecto extremadamente escuálido ha desatado de nuevo la polémica. Sólo se menciona su estatura, del peso no se dice nada para no asustar. Aunque sus medidas de 81-64-86, por debajo de los estándares considerados saludables, están muy lejos del mítico 90-60-90. Vuelven otra vez las modelos anoréxicas a la industria de la moda. La elección de Julia puede ser peligrosa, ya que su estructura extremadamente frágil podría llevar a otras mujeres a tomar ejemplo.

Lo dicho. La corta edad y la excesiva delgadez son los dos fantasmas que han revivido de la mano de Julia Schneider, y de quienes la han lanzado a este mundo efímero de la belleza y la moda.