El 68% de los españoles confiesa no tener confianza en Rajoy: dos puntos más que hace un mes. Es decir, la imagen del presidente del Gobierno se deteriora claramente cuando no han transcurrido ni cien días de mandato. Y es que el porcentaje de encuestados que suspende su gestión ha crecido en once puntos hasta alcanzar un 51%, consecuencia de un claro y creciente malestar social, aunque evidentemente él nunca gozó, en la oposición, de un gran reconocimiento por parte de la población. Por otra parte, esta misma encuesta refleja que el 75% de los ciudadanos españoles manifiesta no confiar en Rubalcaba y el 52% desaprueba su gestión como líder de la oposición.

Ciertamente estamos en época de zozobra, de clara desconfianza de los ciudadanos en sus dirigentes, no sólo políticos, ya que esa desconfianza se refleja también en la opinión que se tiene de instituciones que han de marcar la vida del país: empresarios, sindicatos, Justicia —de ésta mejor no hablamos— y tantas otras que no pasan por su mejor momento desde el punto de vista de la imagen pública.

Pero aunque a veces los árboles de una cierta confusión colectiva intentan impedirnos la visión del bosque de las cosas que merecen la pena, lo cierto es que este país tiene al frente de la mayoría de sus instituciones a gentes capaces, entregadas a una idea de servicio público que hacen posible que esta nación camine, y lo haga entre las mejores. Por todo esto hemos de lamentar que alguien como el actual rector de la Universidad Politécnica de Cartagena, Félix Faura, que se encuentra entre esos que hacen que nuestro país avance, entre esos que pueden presumir de una buena y acertada gestión, haya decidido decir adiós y dejar el rectorado de una institución que él, junto con su equipo, ha hecho realidad porque, cuando llegó al rectorado en 2003 no existía más órganos de gestión que una comisión gestora y un consejo de participación social; así es que a ellos les correspondió desde aprobar los primeros estatutos en 2005, hasta dotar de infraestructuras adecuadas a la UPCT —consolidación del campus de La Muralla, creación de los campus del CIM y San José y remodelación de los antiguos edificios del campus Alfonso XII—, pasando por su gran trabajo en docencia e investigación. Por no hablar de la impecable imagen que Faura nos deja de la UPCT gracias a su comportamiento, siempre exquisito.

Es cierto que nadie es imprescindible, pero unos lo son más que otros. Confiemos en que la UPCT no note la falta de un hombre que ha entregado diez años de su vida a una institución que, hoy sí, goza de prestigio y a la que él continuará realzando porque, como su proyecto de vida se encamina a pasar un año desarrollando un trabajo de investigación en universidades de EE UU y Gran Bretaña, el resultado de esa investigación beneficiará en el futuro a la UPCT.

Sí, este país, tiene mucha gente capaz. Y a veces, los tenemos al lado.