Al pasear por el casco histórico de Murcia aún se intuye el trazado medieval de las calles por las que deambulaban los murcianos andalusíes. Son vías angostas, pero muy frescas en verano y al abrigo de los fríos vientos en invierno. Todavía quedan barrios castizos que conservan su fisonomía medieval, con iglesias barrocas emplazadas donde antes estuvieron las mezquitas: San Lorenzo, San Bartolomé, Santa Catalina, San Pedro, San Nicolás. Entre ellos cabe reseñar el barrio de Santa Eulalia, antigua judería, donde persisten restos de una puerta medieval por la que hizo su entrada triunfal el monarca aragonés Jaime I el Conquistador.

El Centro de Visitantes de la Muralla ha hecho del barrio de Santa Eulalia un referente de la arquitectura defensiva árabe. Este edificio de dos plantas muestra a los visitantes la historia de la muralla que allí se conserva, así como el desarrollo de la ciudad desde el siglo IX hasta el XVIII. Realizado en materiales nobles (madera, acero y vidrio) y diseñado por Andrés Cánovas y Nicolás Maruri, se encuentra sobre la excavación que estaba abierta en la plaza de Santa Eulalia, junto a la ermita de San José.

En la excavación, de unos 110 metros cuadrados, quedan restos de la muralla árabe del siglo XII, sobre la que se construyó una nueva en el siglo XV y un torreón de acceso. El Centro de Visitantes tiene una superficie de 451,21 metros cuadrados distribuidos en planta, planta baja y primera planta.

La exposición que hay en su interior exhibe una recreación del barrio de Santa Eulalia en la época musulmana. Las primeras murallas de Murcia debieron de levantarse muy poco después del año 825, fecha en que se fundó la ciudad. Esta cerca primitiva, construida con tapial de tierra, fue sustituida hacia el siglo XII por una obra más sólida de tapial de hormigón. La nueva muralla estaba reforzada por torreones y por una segunda línea defensiva más baja, denominada 'revellín' o antemuro, frente a la cual corría el foso.

Reparaciones y cambios

Tras la conquista castellana a mediados del siglo XIII, este complejo sistema defensivo se mantuvo en uso y fue objeto de periódicas reparaciones, como la monumental puerta en recodo que se levantó a comienzos del siglo XV en Santa Eulalia.

A finales de ese siglo, con la conquista del reino de Granada y la unión de las coronas de Castilla y Aragón, se esfumaron los peligros que justificaban su existencia y las murallas se convirtieron en un impedimento para el desarrollo urbano, por lo que poco a poco comenzaron a desaparecer.

Por tanto, las transformaciones de la muralla resumen la historia de Murcia: su fundación en el siglo IX, su desarrollo en el siglo XII, la conquista castellana a mediados del siglo XIII, su carácter fronterizo durante los siglos XIV y XV y, finalmente, la desaparición de las necesidades defensivas tras la unión de los reinos de Castilla y Aragón y la conquista del sultanato nazarí de Granada a finales del siglo XV.

La muralla cayó en desuso en los siglos posteriores y se comenzó a recuperar como elemento urbano a finales del siglo XX.

El Centro, situado en la plaza de Santa Eulalia, ofrece visitas guiadas gratuitas previa reserva en el teléfono 968 221 612. El grupo máximo para realizar el recorrido es de 20 personas.

Bastión de antemuralla

En el aparcamiento de la Glorieta de España se conserva un bastión de antemuralla, fechado entre los siglos XII y XIII y dotado de saeteras para los ballesteros. Probablemente se situaba entre dos puertas de la ciudad (la Puerta del Puente o Bab al-Qantara y la Puerta del Sol), y servía para reforzar su defensa.

Tramo de Verónicas

El tramo meridional de la muralla data de los siglos XI al XIII. Se conservan al aire libre el alzado de dos torres de la muralla (una de ellas adosada al Centro de Arte Iglesia de Verónicas), el paso de ronda y la barbacana. En su día, el trazado aprovechaba el cauce del río Segura como foso defensivo que dificultaba el asedio y toma de la ciudad.