Las tapas del bar La Esquinica, en Calasparra, han cautivado el paladar de todos aquellos que han pasado por el número 1 de la calle el lavador. El objetivo con el que abrió este local, dar un toque tradicional e innovador a la oferta gastronómica de la zona, se ha convertido en un hecho gracias al buen trabajo realizado con uno de los productos culinarios más representativos de la cultura española: la tapa. «Nosotros intentamos ofrecer una visión de las tapas que combine tradición e innovación y modernidad», afirma Cristofer Corbalán, propietario del negocio.

Su tapa más vendida, la brocheta de pollo con calabacín bañada con una crema de puerro y un espolvoreo de jamón serrano, se suma en la carta a otras 56 referencias en tapeo para hacer de La Esquinica una referencia regional en cuanto al picoteo.

Tapas de ayer y hoy

El bar La Esquinica ha sabido adaptar con éxito sus productos a lo que la clientela ha ido demandando a lo largo de todos estos años de servicio.

Si bien el negocio sigue manteniendo en su carta muchas de las tapas hechas por 'la Pepa', madre de Cristofer y una de las personas responsables del comienzo de este proyecto, con una vida entera ligada al mundo de la restauración, también ha sido capaz de ir añadiendo diferentes tapas con un toque más innovador dependiendo de la exigencia de sus clientes.