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Tiempo libre

Gimnasia a pie de playa

Las actividades deportivas no se van de vacaciones, si no que salen de los gimnasios y polideportivos habituales para activar a los veraneantes con la arena y el mar de protagonistas

Gimnasia a pie de playa

Los arreglos pendientes que te van a hacer pasar más de una mañana al más puro estilo Bricomanía, la barbacoa que llevas diciendo meses a tus amigos que vas a organizar en tu terraza o los libros de inglés de cuando ibas a Secundaria que quieres rescatar del altillo porque «hablar sí, pero la gramática regular». Tareas varias que se van acumulando en nuestra ficticia lista de cosas por hacer y que anualmente renovamos con poca firmeza, donde además suele haber algo que se repite como ese objetivo perenne que olvidamos cumplir: hacer deporte. Ya nos hemos dado cuenta de que no sirve solo con acudir tras nuestra mejor sonrisa a apuntarnos al gimnasio, ni con comprarnos una bici estática que luego usemos para acumular ropa porque colgarla en una percha supone demasiado esfuerzo. Lo que hemos advertido es que la solución para tachar finalmente esas siete letras de nuestra lista es el verano. Efectivamente, no importa que no seamos ni profesores ni alumnos y que nuestras vacaciones se alarguen tan solo quince días, puede que un mes si tenemos suerte. No importa porque en el verano da tiempo a todo: a viajar, a bañarse, a irse de tapas e incluso a ejercitar nuestro tullido cuerpo tras nueve meses de incesante oficina.

Y qué suerte que, por si acaso nos costara reaccionar y nos dejáramos llevar por el encanto de no darle un respiro a la hamaca en toda la tarde, durante la época estival Ayuntamientos, asociaciones e instructores abordan las playas con actividades de todo tipo que son viables para practicar en la arena. No hace falta alquilar pistas ni coger el coche para ir a un polideportivo, ni siquiera es indispensable reunir a amigos o reservar un momento específico en el día, porque es el deporte el que se acerca a ti, te golpea por la espalda y te deja sin excusas para sumarte a la acción.

Sin excusas

Son muchos los veraneantes que durante estos días encuentran ocupadas sus habituales zonas de costa con ejercicios y gimnasia, dentro de una programación que trata de dar algo más de vida a las jornadas de sol y mar proporcionando todas las facilidades posibles.

La Playa del Galúa, en el kilómetro tres de La Manga, es uno de los escenarios en los que se puede practicar pilates al atardecer, intensas clases de zumba o playafit. El dueño del chiringuito La Cangreja, José Miguel Cremades, es el organizador de estas actividades y comenta que "el playafit consiste en un circuito que va cambiando por minutos, rotando ejercicios de saltos, de correr, con pesas o pelotas e incluso natación". Informa que las sesiones las dirige un preparador físico y el objetivo es «dinamizar el uso de la playa, activar a la gente y que se divierta».

Recientemente, la Universidad Popular de Cartagena congregó a través de uno de sus talleres de verano a un grupo de personas interesadas en bioenergía y musicoterapia de manos de la profesora argentina Isabel Luñansky. Tal como explica una de las participantes, Mariana Cerezuela, «esta disciplina trata de conectar los cuatro puntos cardinales del cuerpo humano a través de danzas, movimientos repetitivos o ejercicios de mirarse fijamente a los ojos». Explica que enraizaban sus pies en la arena, a orillas del Mar Menor, y se centraban en su forma de respirar y en «la energía del cuerpo, que hay que canalizarla de mil formas distintas».

Equilibrio entre cuerpo y mente

Las disciplinas ancestrales cobran un papel importante en la oferta estival. Lara Díaz es profesora titulada en hatha yoga y dos veces a la semana difunde sus conocimientos en la playa de Las Delicias y la de Poniente de Águilas. «Hacemos turnos de mañana y noche, y son las sesiones nocturnas las que más suelen atraer a la gente, especialmente a turistas que vienen de otros lugares de España». Comenta que le llegan tanto niños como gente adulta, pero la media de edad suele estar en los 40 años. «La gente viene a aprender, por lo que yo voy marcando los tiempos pero cada uno tiene libertad; hay que escuchar a nuestro cuerpo, sentirlo». Durante una hora y media, Lara intenta conseguir que los participantes desconecten de su rutina y sean conscientes de su respiración, de sus pensamientos - que según especifica creamos más de 65.000 de forma inconsciente en nuestra mente cada 24 horas - y del momento presente, «que es el único que existe».

En esta misma línea surge el acroyoga, una práctica a la que se puede acceder a través de talleres en la Playa del Espejo de Los Alcázares y que tiene entre sus metas reforzar la confianza en otras personas. Toñi Sánchez es la organizadora de estos eventos y describe que se trata de hacer posiciones de yoga en el aire. «Siempre se hace entre mínimo tres personas: uno es la base, otros es el volador, y un tercero ayuda en lo que sea necesario». Comenta que es muy positivo que las familias vengan con sus hijos porque es una forma de «conseguir más conexión entre ellos y de disfrutar del ocio juntos».

Desde China aterriza en Los Narejos el arte marcial conocido como taichi, que entre julio y agosto pretende llegar a los veraneantes para hacerles encontrar el equilibrio entre mente y cuerpo. «Llevamos doce años trabajando con esta práctica por otros lugares como Los Alcázares o Santiago de la Ribera, además de Los Narejos», explica José Antonio Díaz, presidente de la Asociación Cuerpo Mente. «Hacemos movimientos lentos y suaves, como si fuéramos a cámara lenta, trabajando mucho con la respiración e intentando aumentar nuestro nivel de energía», añade.

Si lo que queremos es acabar exhaustos, los bailes y ejercicios aeróbicos a ritmo de zumba en los chiringuitos de Playa Honda o Playa Paraíso pueden ser una buena opción, así como el aquagym de Águilas o incluso el crossfit en la arena, que a través de las ediciones de Kumuka Beach despliega en el entorno de Las Amoladeras sus wods y sus intensos entrenamientos de autocarga, flexiones y saltos que aceleran las pulsaciones de hasta el más tranquilo veraneante.

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