Otro compañero que se nos va. Antonio Escribano, a quien todos los bomberos cariñosamente llamábamos 'gorrión'. Otro de los buenos. Otro de los que se marcha sin armar jaleo, con discreción. Otro que con su ausencia te desgarra el corazón. Hace unos días nos hizo una visita a la guardia y nos dimos un fuerte abrazo “chillao”. Eso que me llevo de él. Cómo saber que nos estábamos despidiendo. Estaba contento, como siempre. Vital y chispeante. Portador de ese sentido del humor inteligente de los que muy pocos saben gastar. Y apreciaba, sobre todo, el placer de las cosas sencillas. 

Resulta curioso que cuando nos faltan de repente personas queridas, te vienen al paso momentos cercanos, divertidos y sencillos que compartisteis. Cuando en algún turno coincidíamos y yo traía material de pintura, él siempre se sentaba a mi vera para contemplar el proceso de trabajo y charlar de las cosas de la vida. Estupendo conversador y buena persona. 'Cansino' me llamaba, porque siempre me metía con él. 

Dicen que el Creador se lleva a los mejores. No sé si están en lo cierto - quiero pensar que aún queda gente que merece la pena -, pero lo que sí sé con certeza es que el mundo sin ellos - Viudes, Leal, Mortimer, Gilo, Juanjo, Perico, Pillayo, Paco Panadero, etc…- es mucho más feo. 

Querido Compañero Gorrión, te vamos a echar mucho menos.