Elecciones gallegas

Pontón asume la "decepción" de no lograr la Xunta, pese al récord del BNG

Los nacionalistas ganan seis actas y alcanzan 25

"Hay cambios que no son fáciles", admite antes de evitar concretar si seguirá al frente del Bloque otros cuatro años

Ana Pontón: "Este país ya cambió"

PI STUDIO

Daniel Domínguez

Nunca un éxito tan grande resultó tan agridulce. El BNG de Ana Pontón ganó seis escaños y alcanzó los 25, una cifra inédita en su trayectoria, avalando así las encuestas que pronosticaban una gran subida. Sin embargo, la fuerza demostrada por el PP para retener la mayoría absoluta frustró su aspiración de conseguir la Presidencia de la Xunta. La propia candidata nacionalista asumió el relativo chasco. “Sé que muchos están decepcionados ahora, entiendo y comparto la decepción porque sé que había muchísima ilusión en esta campaña, pero también digo que este resultado indica que este país cambió y que hay un antes y un después”, declaró ante los medios poco después de las once de la noche, con el escrutinio acercándose al 100% y tras haber felicitado por teléfono a Alfonso Rueda, que mantendrá la Xunta.

Su mensaje combinó la frustración de no lograr ser la primera presidenta de la historia de Galicia y el intento de animar a sus votantes alicaídos por el bajón del PSdeG, la otra pata de la ecuación progresista para desbancar al PP de San Caetano, donde gobierna con mayoría absoluta desde 2009.

Numéricamente, el Bloque sale reforzado. Gana seis escaños, con dos más en cada una de las provincias atlánticas y uno más en cada una de las interiores, situándose como segunda fuerza en todas ellas, al igual que en todas las ciudades con la excepción de Vigo, donde alcanzó el 37% y ganó. En total, crecen 7,6 puntos al pasar del 23,8% de hace cuatro años al 31,4%, a punto y medio del resultado del PSdeG de Touriño en 2005 que le permitió a este presidir el bipartito con el PSdeG. En número de papeletas, obtuvo 155.000 más: 466.000. Pero no gobernarán.

“Este resultado nos parece insuficiente porque nuestro objetivo era abrir un tiempo nuevo y darle a los gallegos un Gobierno liderado por el BNG”, asumió, rodeada por la cúpula del BNG, donde la seriedad contrastaba con las sonrisas de hace cuatro años.

La misión de Pontón es evitar que la desilusión trunque la posibilidad de cambio en 2028, aunque en su formación existía la sensación de que este era el momento, con un PP con un líder nuevo y las encuestas mostrando la posibilidad de cambio. “Hoy no acaba nada, estamos más fuertes y con más energía”, sostuvo ella.

Hace tres años amagó con no presentarse y en 2028 sería candidata por cuarta ocasión. A la pregunta de si mantendrá el liderazgo de la oposición estos cuatro años, Pontón evitó concretar su futuro. “Tenemos que ver cómo ensanchar la base del BNG. Esta organización no tiene techo y tiene más fuerza que nunca”, respondió antes de insistir en su confianza en lograr el cambio en Galicia, mensaje que lanzó también en 2020. “Hay cambios que no son fáciles, pero eso no significa que no se vayan a producir”, aseguró.

El BNG fiaba tumbar la mayoría absoluta del PP y alcanzar la Xunta a que el PSdeG “aguantase”, como sostenía el círculo más cercano de Pontón durante los últimos días de la campaña. Situaban esa condición de posibilidad del cambio a un suelo de 13 escaños socialistas, es decir, a que perdiesen apenas uno. De esa forma, pensaban crecer ellos no solo pescando en el electorado del puño y la rosa, sino también entre la gente del PP. “Mucha gente de las aldeas nos decían que preferían a Ana que a Rueda”, contaban también desde el equipo de campaña nacionalista. Pero ese escenario resultó irreal. El PP aguantó y solo perdió dos actas.

Pontón evitó culpar a los socialistas. A la pregunta directa de si eran los responsables de no haber logrado tumbar a Rueda, respondió con resignación: “Los gallegos decidieron que no hubiese cambio político, es la lectura que tenemos que hacer”.

Insistió en que el BNG se consolida como la alternativa al PP y agradeció a sus padres el apoyo en una campaña que despertó la ilusión en el nacionalismo.

La líder del Bloque, que este año cumple dos décadas de diputada, se enfrenta al mismo peligro que Feijóo, jefe del PP desde hace dos años: combatir el desgaste que genera el liderazgo de la oposición, que asumió en 2020. Por eso, urgió a los más de 466.000 gallegos que eligieron la papeleta del Bloque a no caer en el desánimo. “Les pido que mantengan intacta la ilusión y la esperanza”, reclamó. “El resultado indica que no hay marcha atrás, el BNG es la esperanza de otra Galicia”, resumió.