LA LEGISLATURA QUE ARRANCA

El PP se decanta por "la oposición dura": "No habrá posible colaboración con el PSOE"

En Génova ven las negociaciones para investir a Sánchez "el verdadero punto de inflexión" y aseguran que con la ley de amnistía "no acaba nada, sino que empieza todo"

Preparan "una oposición muy dura" manteniendo el pulso del descontento social en la calle, con recursos judiciales y una pelea muy concreta en Europa

El vicesecretario de Organización del PP , Miguel Tellado, en la rueda de prensa tras el comité de dirección.

El vicesecretario de Organización del PP , Miguel Tellado, en la rueda de prensa tras el comité de dirección. / JAVIER LIZÓN

Paloma Esteban

Al PP le costó semanas digerir que la victoria electoral del 23 de julio no le permitiría gobernar. La investidura de Alberto Núñez Feijóo, aun sabiendo que resultaría fallida, le permitió consolidar su alternativa a Pedro Sánchez de puertas para afuera, y también internamente. El líder gallego se vio reforzado en ese proceso. Y también se abrió el melón sobre la oposición que hará el PP en una legislatura convulsa, en la que la negociación de la ley de amnistía para investir al candidato socialista, solo parece ser la primera de muchas con todos los partidos independentistas y nacionalistas de la Cámara. En el entorno más cercano de Feijóo hablan de “un calvario de legislatura”.

En la dirección nacional conservadora reconocen que se preparan para una “oposición muy dura” contra Sánchez y admiten a calzón quitado que “no habrá vías de colaboración con el PSOE”. Atrás dejan los ofrecimientos de la campaña electoral para hacer pactos de Estado con los socialistas, y que Feijóo reiteró antes de someterse a su propia investidura. 

La imposibilidad de encuentro entre los dos grandes partidos, también desde que el PP está en manos del gallego, se ha constatado en muchos momentos. No ya por negociaciones pendientes como la renovación del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), a punto de cumplir cinco años de mandato caducado; sino por la desconfianza total que se ha instalado en ambas partes. Y, sin embargo, varios dirigentes nacionales sitúan el nacimiento de esta legislatura, de la mano de una inédita ley de amnistía para borrar todo el 'procés' en Cataluña, como “el verdadero punto de inflexión”.

Algunos reconocen que en política todo ocurre muy deprisa y el propio equipo que acompañó a Feijóo desde Galicia hasta Madrid asume que ha tenido que adaptarse a un ecosistema más complicado de lo previsto. Como publicó este diario, Feijóo también asumió en la noche electoral que el PP no podía mantenerse en el aislamiento parlamentario en el que se encuentra. Los pactos con Vox en comunidades autónomas terminaron de aislarle. 

Y, por eso, a pesar del malestar con Coalición Canaria por dar su sí a la investidura de Sánchez, no se han planteado una ruptura del gobierno autonómico. Salir del aislamiento sigue siendo una prioridad a medio plazo para Feijóo, pero eso no estará reñido, aclaran, con hacer “una oposición muy dura” contra el socialista, al que acusa directamente de haber acabado con las siglas originales del partido con sede en Ferraz.

Prueba del tono que el PP pretende mantener en el tiempo fue la elección del vicesecretario de Organización, Miguel Tellado, para dar la rueda de prensa del lunes. El gallego, uno de los hombres clave en la estructura actual y futura de Feijóo, empleó toda la dureza para referirse al acuerdo de Sánchez, del que llegó a decir que “tras esta humillación” debería ser él “quien saliera del país en el maletero”. 

“Adaptarse como líder de masas”

Las negociaciones de Sánchez y los independentistas han despertado una movilización en la calle que desbordó incluso al PP. En Génova venían diseñando un calendario de mítines masivos en distintas ciudades de España. Al éxito del de Madrid en septiembre le siguieron otros muy llamativos como el de Málaga y Valencia. Pero la amnistía y otros acuerdos con ERC y Junts llevaron a un movimiento de protestas que el PP entendió que debía canalizar “o encontrarían otra vía sin nosotros”, explicaban en la dirección.

Así nació hace escasos días la convocatoria en las 52 capitales de provincia del pasado domingo. Las imágenes de afluencia hablan por sí solas. Y, coinciden distintos cargos del partido, la situación también ha obligado a Feijóo a convertirse “en un líder de masas” con el que ni él mismo contaba cuando desembarcó en la política nacional. El dirigente gallego llegó defendiendo la política puramente institucional, alejado de las acciones de la calle que, en realidad, nunca había defendido.

En el eterno debate dentro de la derecha —si el PP tenía algo que hacer con la bandera de la calle con un Vox envalentonado que se mueve bien en ese terreno— también ha habido sorpresa. El partido de Santiago Abascal tuvo que sumarse el fin de semana al llamamiento de los populares, que en este momento creen tener el liderazgo moral de la calle. Por eso, como publicó este diario, no renuncian a seguir capitalizando ese descontento después de la investidura de Sánchez.

En Génova asumen que con la ley de amnistía “no acaba nada”, sino “que empieza todo”. Ahora vendrá la tramitación parlamentaria en el Congreso y en el Senado, donde el PP tiene la mayoría absoluta. Este martes, de hecho, aprueban una modificación en el Reglamento de la Cámara Alta (los socialistas lo tachan de inconstitucional) para dilatar el tiempo hasta la aprobación de la norma. 

Y como explicó también este periódico, la vía europea es ahora mismo la que acumula mayores expectativas dentro del PP ante la desconfianza que suscita el Tribunal Constitucional. Los conservadores insisten en que “no descartan ninguna vía” y que “utilizarán todos los recursos y medios a su alcance”.