La brutal conmoción que el PP ha sufrido durante la última semana está cerca de terminar su primera fase. La Junta Directiva del martes pondrá fecha oficial al congreso extraordinario en el que todo indica que Pablo Casado será relevado por Alberto Núñez Feijóo. Como acreditan dirigentes de todos los territorios, “en eso no hay fisura posible”. El mes de transición no será fácil y el día a día del partido recaerá en la portavoz del Congreso, Cuca Gamarra. Pero los principales cargos de la formación empiezan a pensar cómo quedará reconfigurado el PP a partir del mes de abril y los cambios que introducirá el nuevo líder. En el caso de Madrid, Isabel Díaz Ayuso seguirá apostando por un perfil propio que le ha convertido en el mayor activo electoral del partido, pero que también acusa diferencias notables con otros barones.

El primero de ellos, Feijóo. Ambos apostaron por estrategias opuestas en la gestión de la pandemia y difieren en asuntos de mucha envergadura como la política de pactos con Vox que, con toda seguridad, seguirá posicionado como aliado necesario del PP en futuras elecciones. La prueba del algodón llegará en Castilla y León, donde Alfonso Fernández Mañueco avanza en sus negociaciones para formar gobierno. No es un asunto menor, pero en la Puerta del Sol irán “paso a paso”. Lo más importante, reconocen, es la autonomía que el dirigente gallego parece garantizar a todos los territorios. 

El concepto de partido autonomista de Feijóo dará margen de maniobra a los barones, pero la coherencia que debe imperar en un partido nacional puede sufrir grietas. En el núcleo duro de Ayuso insisten en que la dirigente mantendrá su esencia en todos los sentidos, sin renunciar al discurso y los valores que han disparado su popularidad y le dieron el éxito del 4-M que Mañueco no pudo replicar. “Ayuso no va a dejar de ser Ayuso con Feijóo al frente”, resumen con mucha nitidez en Sol.

Las contradicciones llegarán, pero más adelante. El ‘pacto’ entre Feijóo y Ayuso de dejar vía libre al gallego tendrá continuidad a lo largo de este mes. En la Comunidad de Madrid reconocen que el partido “no resistiría” réplicas de una crisis que ha dejado demasiadas heridas. También a Ayuso. Así lo reconocen en su equipo más cercano. La presidenta ganó el pulso a Pablo Casado (será relevado y no concurrirá en el próximo congreso) y a Teodoro García Egea (tuvo que dimitir), pero el conflicto ha sido una guerra civil. “No es lo mismo un pulso de este tipo con la oposición o en otras circunstancias. Enfrentarse así, de esta manera tan descarnada, a tu propio partido, siempre tiene costes”, reflexionan.

La sensación se repite en todos los territorios. El objetivo, como adelantó 'El Periódico de España', medio que pertenece al mismo grupo editorial que este diario, fue desde el primer momento acabar con la etapa Casado. Cuando todas las miradas seguían dirigiéndose a García Egea, la fuerza emergente del nuevo PP (con base en Galicia y comunicación constante con Andalucía, y también Madrid) miraba ya al presidente nacional. Esa era la verdadera historia. Y aunque después de ocho días críticos, la situación parece encauzada, los “rasguños” están por todas partes. Ayuso ganó el envite, pero el PP perdió mucho por el camino.

Y el origen, las supuestas comisiones que el hermano de la presidenta habría cobrado gracias a un contrato adjudicado por la Comunidad que ella encabeza, también ha supuesto un desgaste para la dirigente. Su equipo terminó apostando por la transparencia para evitar sospechas y, sobre todo, para enterrar las acusaciones sin pruebas de la dirección nacional. Casado pronunció en una entrevista en la ‘cadena Cope’ la cifra de 286.000 euros y los atribuyó al familiar de la presidenta, cuestionando el comportamiento que tuvo ella. 

Pablo Casado, Alberto Núñez Feijóo e Isabel Díaz Ayuso. EPE

Después de que quedara claro que Tomás Díaz Ayuso se embolsó 55.00 euros por ese contrato (el resto, hasta completar la cifra de casi 300.000 euros, fueron abonados por actividades que no están vinculados a la Comunidad de Madrid), el líder del PP no pudo acreditar nada de lo que había dicho. Las acusaciones fueron vistas por los barones como irreparables. Y, aunque el caso está en manos de la Fiscalía después de que los partidos de la oposición en Madrid actuaran, en Sol están convencidos de que “no habrá recorrido judicial”

Según acreditan en el equipo cercano de Ayuso, todos están “tranquilos” con la situación y descartan cualquier novedad al respecto. Siguen reprochando la actuación de Génova contra la presidenta y mantienen que el único objetivo era alimentar sombras sobre ella y frustrar su carrera política. A pesar de todo eso, reconocen que un caso tan complicado y que afecta a las siglas (y lleva la palabra corrupción alrededor) nunca beneficia a nadie, incluso aunque la presidenta salga reforzada internamente en el partido con la caída de Casado y su secretario general. El temor es que el PP (también en Madrid) tarde en recuperarse a pesar del golpe de efecto de Feijóo. Dicho de otra manera: cuentan con que muchos votantes que se ha ido tardarán un tiempo en volver.

Y mientras tanto, en este año Andalucía celebrará elecciones. El año que viene tocarán las municipales y autonómicas y, de nuevo, los territorios cuentan con que Feijóo tendrá “generosidad” y “empatía” con cada comunidad autónoma. Ayuso tiene claro que su precampaña de 2023 empezó con la noche del 4 de mayo.

Consiguió parar los pies a Vox, acercarse a la mayoría absoluta e hizo desaparecer a Ciudadanos del mapa madrileño. Pero su verdadero objetivo es reeditar o mejorar ese resultado dentro de un año. Y en eso están sus esfuerzos y, por eso, insisten en su equipo, no renunciará a su discurso en el ecosistema madrileño con el que entienden que ha conectado tan bien.

También reconocen cierta expectación sobre cómo organizará Feijóo su futuro inmediato. El reequilibrio de poder territorial y los apoyos que configure el nuevo líder nacional serán analizados con lupa. "Ahora vienen semanas de pocos problemas. Estamos todos centrados. Necesitamos reconstruir esto. Luego, veremos", zanjan en la órbita de la madrileña.