Ni el exministro Jorge Fernández Díaz ni quien era su número dos en Interior, Francisco Martínez, querían mirarse a los ojos durante el careo al que les sometió el juez de la Audiencia Nacional Manuel García-Castellón. Quizá trataban de evitar la tensión que vivieron cuando tras una hora de diligencia, en la que solo coincidieron en que ninguno había oído nombrar la 'operación Kitchen' en el ministerio, el político del PP recriminó a quien había sido su subordinado todos los insultos que le había dirigido desde el 2017, según consta en la grabación del careo a la que ha tenido acceso EL PERIODICO.

"Para mí ha sido doloroso", dice Fernández Díaz al recordar la recopilación policial que la Unidad de Asuntos Internos de la Policía había hecho de todos los insultos que había recibido. "Los epítetos que desde el año 17 me diriges, que ya sé que son privados. El último es de ayer y salió en prensa. Me llamaste idiota integral por haber dicho que yo no gestionaba los fondos reservados. Me has llamado llamado cabrón, me has llamado hijo de puta, me has llamado miserable junto con Mariano Rajoy y Soraya Sáez de Santamaría, me has llamado bobo con distintas personas, desde Pino (en referencia al entonces director adjunto operativo) a García Castaño (por el comisario también imputado que señaló a Martínez). Por tanto no había mucho afecto de ti hacia mí", se queja.

Según el exministro, Martínez le insultaba mucho antes de que él declarara en una entrevista en junio del 2019 que se había enterado de la 'Kitchen' por la prensa. El juez, que tuvo que pedir a Fernández Díaz que se tranquilizara, intentó evitar que fueran a más en la retahíla de improperios y les recordó que su relación personal no era objeto del careo.

El exsecretario de Estado rebatió a quien definió como "su amigo y su jefe" diciendo que de haber sido así no habría ido a Barcelona a ayudarle a preparar la comparecencia que tuvo en el Parlament y justificó que llevara los mensajes de Fernández Díaz al notario en que se sintió señalado como el "muñidor" del dispositivo ilegal.

"Un tema menor de 2013"

Martínez explicó que, cuando aún no estaba imputado, decidió llevar al notario los mensajes en los que Fernández Díaz le encargaba preguntar por Sergio Ríos, el chófer del extesorero del PP Luis Bárcenas, que colaboró en su espionaje para recuperar los papeles que se había llevado del partido a cambio de 2.000 euros de los fondos reservados. Explicó que por ello preguntó por él al entonces número dos de la Policía, Eugenio Pino, aunque no recordaba si le había indicado que se trataba de una petición del ministro.

Según el exsecretario de Estado, si Fernández Díaz hubiera dicho que no recordaba que le había hecho ese encargo lo entendería, por tratarse de un "tema menor" del 2013. Pero lo que no comprendía es que dijera que se había enterado de él por la prensa y que se le señalara a él "como muñidor" de un dispositivo ilegal. Se sintió abandonado y optó por acudir a un amigo suyo, notario de Maó, como mecanismo de defensa, no con intención de incriminar al exministro, argumentó.

"Ansioso por ver el informe"

Fernández Díaz negó la autoría de los mensajes, porque él, a diferencia de sus hijos, no usa la "k" al escribir e ignoraba que "cecilios" se usara para referirse a los miembros del Centro Nacional de Inteligencia (CNI). Martínez fue muy tajante: "Es completamente falso que no sepas que a la gente del CNI se les llama los cecilios", le espetó y se revolvió recriminando al exministro que le acusara de ser "un hacker o un falsificador" al sostener que había manipulado los mensajes.

En este punto el tono del exnúmero dos de Interior llegó a ser jocoso al decirle a Fernández Díaz que estaría "ansioso por ver" el informe pericial que según él demostraba que los mensajes no eran suyos. Incluso se interesó por el método seguido para hacerlo, ya que el perito no había podido contar con su teléfono, pero tampoco con el del exministro porque, según le había asegurado al juez, lo había cambiado y ya no lo tenía en su poder.