Desde que el 27 de julio del pasado año 2013, tres días después del trágico accidente del tren Alvia en Angrois, Francisco José Garzón Amo compareció ante el juez Luis Aláez, su situación jurídica es de libertad bajo cargo de 80 homicidios imprudentes. El magistrado le retiró el pasaporte y dispuso que el imputado debe comparecer una vez a la semana en los juzgados más próximos a su lugar de residencia. También ha sido inhabilitado para seguir conduciendo ferrocarriles. Pero ¿dónde reside actualmente Garzón?

Durante las semanas siguientes a la tragedia, se alojó en la vivienda de su madre en A Coruña pero, ante el acoso mediático, decidió abandonarla. Se especuló con que vivía en una casa rural en Guadalajara, así como en un piso de Madrid propiedad de un amigo suyo. Preguntado al respecto, su abogado, Manuel Prieto, cierra filas: "Ni puedo ni debo decirle dónde ni con quién vive". Prieto, no obstante, sí nos da una pista de su estado de ánimo en vísperas del aniversario: "Muy bajo".

Garzón ha tenido que recibir atención psiquiátrica "debido al shock que sufrió", dice Prieto, "y ha pasado por altibajos a lo largo de todo el año". Ahora mismo, tanto por prescripición médica como por consejo jurídico, su entorno se ha preocupado por que "viva especialmente aislado de todo". Francisco José Garzón no leerá ni una sola línea de lo que se publique estos días en la prensa, no escuchará la radio ni verá los informativos de televisión.

Nacido hace 53 años en Monforte de Lemos, hijo de ferroviario, Garzón llevaba 30 años trabajando en Renfe, los diez últimos como maquinista. Tras haber desempeñado su trabajo en la línea Madrid-Barcelona, hacía tres que se había trasladado a Galicia, ejerciendo de conductor del Alvia de la línea Madrid-Ferrol (el antiguo Rías Altas).

El maquinista del Alvia jamás ha hablado para los medios de comunicación, sin embargo sus palabras de reacción inmediatamente después del siniestros, las de la conversación mantenida segundos antes de entrar en la curva de A Grandeira, las declaraciones que se filtraron de su testimonio judicial, derivaron en titulares de la prensa de toda España.

En todas ellas, el maquinista admitió "su "fallo", su "descuido", su "lapsus" y, ahora, el abogado que le defiende, el tercero a lo largo de éste que ha sido su año más largo, adelanta que "no se va negar ninguna de sus declaraciones."