Universidad de Murcia

José Javier Aliaga: "Sin la intervención del NO-DO no se habría conformado el mito de La Manga"

El Comité Español de Historia del Arte le ha otorgado el Premio ‘Juan Carlos Ruiz Souza’ a la mejor Tesis Doctoral

José Javier Aliaga, doctor en Historia del Arte por la Universidad de Murcia

José Javier Aliaga, doctor en Historia del Arte por la Universidad de Murcia / Inma G. Pardo

Javier Vera

Javier Vera

La influencia de lo audiovisual en la conformación de un ideario social siempre ha estado ahí. Más aún durante los años del franquismo, cuando la cinematografía oficial era la encargada de divulgar y dar a conocer ese enfoque artístico que por entonces convenía fuese el aceptado.

Recientemente ha recibido el Premio ‘Juan Carlos Ruiz Souza’ a la mejor Tesis Doctoral, otorgado por el Comité Español de Historia del Arte. ¿Cómo recibe este reconocimiento?

Con gran satisfacción. Siempre es un honor recibir un premio, pero lo es mucho más cuando se trata de un reconocimiento otorgado por una asociación tan prestigiosa y reconocida como el Comité Español de Historia del Arte a los resultados de más de 5 años de investigación que se recogen en mi tesis doctoral.

¿Qué ha querido plasmar en la tesis La revista Imágenes y la visión documental de NO-DO: imagen e identidad del arte en la conciencia nacional?

Lo que me interesaba desde un principio era investigar la forma en la que la cinematografía oficial del franquismo contribuyó a divulgar y dar a conocer el arte del pasado y del presente entre la sociedad española durante los casi cuarenta años en los que estuvo activa su producción. En este sentido, se examinan aquellas películas adscritas al género del documental de arte que NO-DO promovió tanto en su sección documental, como en la revista Imágenes, una actividad periódica de producción que se desarrolló entre 1945 y 1968, donde los asuntos relacionados con la cultura ocuparon un lugar destacado. Los resultados del análisis de las películas demuestran que la elección de los temas (artistas, estilos artísticos, periodos históricos, monumentos, museos, exposiciones, etc.) abordados en cada una de las producciones estuvo supeditada a aquellos intereses ideológicos que primaron en cada una de las etapas del franquismo y la transición.

También ha investigado acerca de la creación del mito de La Manga del Mar Menor a través de la promoción turística de NO-DO. ¿Cómo se percibiría a la laguna salada sin la intervención de la cinematografía oficial?

Antes de La Manga, otros destinos vacacionales de sol y playa fueron los que explotó NO-DO durante los sesenta para su promoción turística. A finales de la década, la entidad fue consciente de que difundir imágenes de las costas españolas masificadas de turistas podía resultar negativo a los ojos de los futuros veraneantes, de ahí que en el caso de La Manga se evitase ese tratamiento y se insistiese en promocionar este enclave como un entorno paradisiaco. Sin la intervención del NO-DO quizá no habría sido posible la conformación de ese mito en pleno boom turístico.

Retrocedamos unos años en el tiempo. ¿Qué le llevó a estudiar Historia del Arte en la Universidad de Murcia?

Mi pasión por la historia, el arte y, en definitiva, por conocer el pasado y sus vestigios se despertó ya durante la infancia. Desde bien pequeño me fascinaba visitar museos, observar a los arqueólogos trabajando en los yacimientos de la ciudad y acudir todos los domingos al rastro que se celebraba en san Andrés en busca de «tesoros». Mientras el resto de mis amigos pasaba su tiempo libre jugando a videojuegos o practicando aficiones propias de la edad, yo me dedicaba a coleccionar antigüedades e, incluso, con 12 años me llegué a comprar un Seat 600, que aún conservo. Sí, todo muy rocambolesco. Fue precisamente en ese momento cuando la profesora de arte del Colegio San Buenaventura, Rosa Alejandre, me hizo descubrir mi verdadera vocación. Y desde muy pronto tuve claro que estudiaría la carrera de Historia del Arte en Murcia.

¿Cuáles son los mejores recuerdos que guarda de su etapa estudiantil?

Realmente son muchos los buenos momentos que guardo de la carrera. Siempre supe compaginar el estudio con el ocio, los jueves universitarios, las fiestas de facultad… Viví esa etapa intensamente y la recuerdo como una de las mejores de mi vida. Pero, sin duda, los reconocimientos que recibí durante esos años, primero, con el Premio Extraordinario Fin de Carrera, y, después, con el Premio Nacional, del que me hizo entrega el por entonces ministro de Ciencia e Innovación, Pedro Duque, son los recuerdos más satisfactorios que tengo de esos años.

Ahora que la institución educativa es el lugar donde desarrolla su vida profesional, ¿ha cambiado en algo la relación de la UMU con la Historia del Arte?

Ha pasado relativamente poco tiempo desde que finalizó mi paso como estudiante y los cambios que ha experimentado la titulación desde entonces no han sido muy sustanciales. No obstante, a día de hoy, se apuesta de manera decidida por adaptar la enseñanza a la realidad y las necesidades actuales, implicando una participación más activa de los estudiantes con la organización de salidas de campo y eventos científicos que promueven dar a conocer las problemáticas actuales de la Historia del Arte y las posibles vías de trabajo de cara a su futuro profesional.

¿Cómo trata de fomentar y desarrollar el estudio de los fenómenos artísticos y del patrimonio histórico-artístico la Universidad de Murcia?

Además de los títulos oficiales de grado y posgrado en los que imparte docencia el Departamento de Historia del Arte, los seis grupos de investigación con los que actualmente cuenta nuestra área de conocimiento organizan periódicamente cursos, jornadas y congresos para dar a conocer la actualidad científica de cada uno de sus ámbitos. En el caso del grupo al que pertenezco, que dirige el profesor Joaquín Cánovas, apostamos por promover actividades en colaboración con la Filmoteca Regional de Murcia para llevar la docencia más allá del aula universitaria y hacer partícipe también al resto de la sociedad murciana.