Santísima Virgen de la Fuensanta, Madre y Patrona nuestra, nuestro corazón emocionado solo puede exclamar sin descanso una y mil veces: ¡gracias!

Aún no se ha inventado la palabra o construido la frase que haga justicia a vuestra belleza, vuestra protección maternal, a la majestad que desprende vuestra preciosa silueta o lo que sentimos con tan solo oír el nombre de: Fuensanta. A lo largo de los siglos mucho se ha escrito al respecto, todo ha sido auténtica belleza literaria salida desde lo más profundo de nuestro ser, pero siempre será poco ante tal grandeza como es la vuestra, Señora. ¿Cuántas lágrimas derramadas en forma de oración no habrán caído al pie de vuestro altar? ¿Cuántas flores se han amontado ante vuestra milagrosa imagen en muestra de agradecimiento o pidiendo la curación de un enfermo? Desde tiempo inmemorial habéis sido la perfecta aliada del murciano y de cuantos os veneran. Muchos han sido los acontecimientos históricos que han ocurrido a lo largo de estos siglos: epidemias, guerras, cambios sociales, sequías... pero el pueblo de Murcia y todos los devotos ‘fuensanteros’ nunca han apartado su mirada de ese rostro sin igual y el de vuestro Divino Niño.

En este día, en que Murcia recupera su día, como es el de la romería septembrina de regreso a Algezares, me asomo con unas breves líneas ante los murcianos y lectores de LA OPINIÓN. Sin lugar a dudas, a pesar de que ya pudimos disfrutar de la romería de la Virgen el pasado 10 de mayo, la de este próximo 13 de septiembre será histórica. Será la primera subida de septiembre que vivimos desde 2019, una Feria que estuvo marcada por la riada (aquella maldita Dana que parecía un perverso preludio de todo lo que vino después...) Por eso quedará marcado en una página de oro de la historia de Murcia y la Virgen echará su bendición a ese día, librándonos de esa ‘maledicencia’ de lo que para los más supersticiosos significa un: Martes 13. Desde ahora todo será diferente. Vamos a recuperar la romería, nuestra normalidad y lo haremos de las purísimas manos de Nuestra Señora. Vamos a regar todo el camino de oraciones, de abrazos chillaos y de flores que caen de los balcones para perfumar a la más bella de todas las mujeres. Vamos a aplaudir ante su trono de plata, vamos a querer portarla sobre nuestros hombros, cansados del día a día de la vida, y vamos a disfrutar del estallido de un cohete en el aire, las palomas alzando su vuelo o de las campanas que jubilosas anuncian el paso de la Patrona de Murcia. Una jornada que ya se anticipa inolvidable, como la de aquel 12 de septiembre de 2017 ¿la recuerdan?

Se cumplían 90 años de la Coronación de la Santísima Virgen de la Fuensanta, además del 275 aniversario de la entronización de la Virgen de los Peligros en el Puente. Además, porque así lo quiso Dios (no hay lugar a dudas), era martes de romería y caía en 12, fiesta del Dulce Nombre de María. Ese era el día y no otro para ver a la Madre de Dios en la calle bajo estas murcianas advocaciones: la Patrona, Nuestra Señora de la Fuensanta, y la Virgen de los Peligros (que está encimica del Puente). El Puente, donde fue coronada la Virgen. Fue una ocasión única e inolvidable (que no irrepetible). La Virgen de los Peligros pernoctó en la capilla de la Sangre. Como del mismo modo lo hizo la Cofradía de la Salud al prestar el trono de plata de la Virgen de Gracia, para tal ocasión. Miles de personas abarrotaron el recorrido que separa la Catedral del Puente y del mismo modo sucedía desde el Carmen. Los tres puentes repletos de fieles: el viejo, la pasarela del Malecón y la de Miguel Caballero, sin olvidar las orillas del Segura a uno y otro lado.

Aquellas estampas que surgieron nos hacían viajar en el tiempo, a aquel mismo lugar, cuando la Morenica fue coronada. Serán muchos los que les pueda extrañar ver dos imágenes de la Virgenjuntas, la Madre de Dios, en definitiva, pero no es ningún error. Es la forma que tiene el pueblo de entender su fe y sus sentimientos más profundos, uniendo en un mismo cortejo estas dos preciosas ‘fotos’ del ‘Evangelio de madera’. ¿A caso no hay gran alegría cuando los hijos van a casa de la madre a celebrar su santo o compartir con ella un día señalado para la familia? ¿No recobran el sentido esos lazos de unión cuando se recuerda a los mayores y se sacan los albumes de fotos, en físico y mentalmente relantando lo que sucedía cuando aún vivían ellos? Pues esto viene a ser lo mismo.

Por eso esta no fue la única vez que la Virgen de la Fuensanta caminó en su romería o traslados junto a otra imagen. Así sucedió en su regreso a Algezares precisamente este pasado mes de mayo, en que la Virgen de Loreto salía a su encuentro al Puente del Reguerón (como ya sucedió en ocasiones pretéritas). Sin olvidarnos del recibimiento que el Cristo del Rescate ha hecho en estas últimas décadas cuando la Morenica ha ido a San Juan o pasado por su puerta, como sucedió con la Virgen de Gracia al pasar por su iglesia (del Conjunto Monumental de San Juan de Dios, como también en San Lorenzo con el Cristo del Refugio. El pueblo quiere agasajar a su Reina, a su Madre, que es Patrona y Generala de nuestras vidas.

A Ella acudieron nuestros mayores, como lo hicimos nosotros.

Ante Ella también se presentó en numerosas ocasiones el Nazareno de Jesús, incluso el Cristo de la Sangre. Prueba de ello fue la pasada rogativa del 10 de marzo, donde además estuvo presente el Cristo de la Salud, Titular de su Cofradía (Murcia).

Estos instantes, repletos de oración y fervor no son más que los sentimientos más profundos que emanan desde nuestro interior. Es rendir pleitesía a la más guapa y buena de todas, a la que tiene la mirada más hermosa de cuantas Dios haya creado. Es la criatura perfecta y fue la primera en seguirle. El primer Sagrario de la cristiandad, la primera nazarena. La Santísima Virgen, la Madre de Dios.

¡Gracias Madre Santísima por tanto y todo! ¡Feliz día de la romería! ¡Feliz día, Murcia!