Venid y vamos todos con flores a María, como dice la canción. Murcia se ha convertido este sábado en un templo dedicado a la Madre de Dios, con motivo de la inminente llegada del mes de mayo: el mes de la Virgen. En su honor, el municipio se llena de altares llenos de flores, de música y de devoción.
Allá donde hay cruces habitualmente, hay lugar para el ara. Por ejemplo, en una de las puertas de la Catedral, la de la Plaza de la Cruz, donde abrieron fuego los auroros del Rincón de Seca. Sus cantos fueron el pistoletazo de salida de una tradición, la de Los Mayos, muy querida y arraigada.
Asimismo, en el exterior del templo de San Nicolás, en la plaza del mismo nombre, la Cofradía del Santísimo Cristo del Amparo instaló su altar. También en las pedanías: en La Alberca, Nonduermas, Aljucer, Puente Tocinos o Cabezo de Torres, entre otras, indicaron desde la Federación de Peñas Huertanas.
La costumbre de consagrar el quinto mes del año a la Virgen la adoptó hace siglos la Iglesia Católica, aunque heredada de antiguas culturas. Mayo, el apogeo de la primavera, estaba, en la antigua Grecia, dedicado a Artemisa, la diosa de la naturaleza, la fecundidad y la caza.