Con lágrimas en los ojos y mucha paciencia, miles de murcianos hicieron cola ayer para ver a La Fuensanta en la Catedral en un día de romería atípico en el que la virgen no salió del templo, pero sí recibió la visita de los fieles a los que la amenaza de lluvia no amedrentó.

«Lo que sentimos al verla es pura devoción. Para mí ella es milagrosa», explicaba emocionada Teresa, una vecina de Los Martínez del Puerto que no quiso faltar a la cita con la patrona de Murcia. Junto a ella, su amiga Mari Carmen, de Torre Pacheco, aseguraba conmovida que «no hay nada más grande». «Como no podemos acompañarla en su camino al santuario, venimos hoy a verla. No faltamos nunca».

Como ellas, cientos de devotos de La Morenica hicieron cola respetando la distancia de seguridad para entrar en la Catedral y rendirle homenaje desde primera hora de la mañana. A las puertas del templo, varios guardias de seguridad vigilaban el cumplimiento de las medidas anticovid, organizaban la entrada y se aseguraban de que nadie pusiera un pie en la Catedral sin antes desinfectarse las manos.

Familias con niños, amigos y creyentes que asistieron en solitario esperaron su turno a la entrada de la Catedral con la esperanza de poder acceder a tiempo para asistir a la misa que el obispo José Manuel Lorca Planes ofició a mediodía en honor a la patrona de Murcia.

En las colas, que a ratos llegaron a alcanzar la plaza Fontes y cubrieron la plaza de la Cruz, surgieron las dudas ante la cantidad de personas que esperaban su turno. «No sabemos si podremos quedarnos a la misa», aseguraban preocupadas Lola y Fani, dos amigas de Murcia que al hablar de La Fuensanta no pudieron si no emocionarse: «Estas lágrimas son de devoción. No faltamos nunca. Venimos todos los años».

La Catedral abrió sus puertas todo el día para compensar a los fieles por la no celebración de la subida al santuario

En el interior de la Catedral, el espacio había sido preparado para que los fieles mantuvieran las distancias. Los bancos indicaban los espacios en los que sentarse y se instalaron sillas en diversos puntos para compensar la reducción de plazas.

Con el repique de las campanas a mediodía, el obispo dio comienzo a la homilía y expresó su alegría por ver los aledaños de la Catedral llenos de gente a la espera de entrar a ver a la Virgen. Debido a la situación de la covid, La Fuensanta no volverá este invierno a su santuario. Es por ello que, a modo de compensación, se decidió mantener la Catedral abierta durante toda la jornada para que nadie se quedara sin venerar a la patrona de Murcia.

En la misa estuvieron presentes el presidente del Gobierno regional, Fernando López Miras, así como el consejero de Salud, Juan José Pedreño. Junto a ellos acudieron también varios ediles del Ayuntamiento de Murcia.

Mientras, en el exterior, y con la esperanza de entrar antes de que acabara la misa, Francisco, vecino octogenario de la capital, se negaba a apartarse de la cola: «No quiero que nadie me guarde el sitio, mientras las piernas me den de sí estaré ahí. Ahora y los años que pueda. Ella me da la fuerza».

Entre los fieles de la Morenica también se pudo ver a un grupo ataviado con camisetas en defensa del Mar Menor que llegaban a la Catedral tras haber realizado el camino que esperan que La Fuensanta pueda volver a realizar el próximo año. Ese precisamente era el deseo ayer de todos los fieles: «Que el año que viene podamos acompañarla».