Adiestramiento canino, clases de obediencia, modificación de conductas, intervenciones asistidas con perros, residencia canina y formación. Es lo que ofrece, según se lee en su tarjeta de visita, el denominado Proyecto Escan, una iniciativa nacida en Murcia hace unos años que ya tiene ramificaciones en Castellón, Madrid, Ávila, Aragón y Extremadura, entre otras zonas de España.

«Somos los únicos de España que hacemos esto», indica a LA OPINIÓN Enrique Cruz, coordinador del Proyecto Escan, cuyas instalaciones están emplazadas en la población murciana de Sucina. Cruz rememora que la idea «nació allá por el año 2004, con una escuela de adiestramiento a la que acudió una mujer que quería buscar protección». 

Los animales pasan a formar parte de la familia de las usuarias y a vivir con ellas en casa. R.D.C.

Entonces se comenzó a hacer «a pequeña escala» y se adiestró a un animal, y luego los profesionales del lugar empezaron a ahondar «en el aspecto psicológico» de las personas que interactuaban con estos canes. En este sentido, Cruz comenta que «yo me incorporé al proyecto en 2013 y empezamos a trabajar los aspectos emocionales». El fin, «hacer un proyecto psicológico apoyados por los perros». La terapia consiste en combinar sesiones psicológicas y el acompañamiento continuo de un perro adiestrado, que sirve de apoyo para potenciar la autoestima y acabar con el aislamiento social de las víctimas.

"Da igual una raza u otra, aunque trabajamos mucho con labradores", comenta el coordinador del lugar, Enrique Cruz

Cuando un can está preparado, se convierte en el mejor protector de su compañera humana, la cual también tiene formación para saber llevar al animal. En su compañía, las mujeres supervivientes de la violencia se sienten más tranquilas y seguras. A juicio del responsable del Proyecto Escan, «trabajar con perros proporciona ventajas emocionales». 

Las mujeres «al tener un perro, se sienten más protegidas», subraya Enrique Cruz, que deja claro que «no tiene por qué ser un perro de raza u otra». «Por ejemplo, estamos trabajando mucho con labradores», comenta.

«Esto es un proyecto de apoyo psicológico y anímico, lo definimos como una intervención terapéutica», reitera el coordinador, que insiste en que el fin es que las mujeres «se sientan más protegidas» al tener a su lado un compañero de cuatro patas, el cual «pasa a vivir para siempre» con la familia de su dueña.

Quieren que Servicios Sociales y la Policía conozcan la iniciativa y se lo digan a las víctimas que acudan a denunciar

Desde que arrancó la iniciativa en Murcia se ha atendido a una veintena de mujeres, al ser «un proyecto muy personalizado». El fin para con las mujeres es «dotarlas de herramientas para que sigan adelante», por lo que, además del trabajo con canes, se hace «terapia en grupo de víctimas» y «tareas de voluntariado» durante las que «las mujeres nos ayudan con otras mujeres». 

En Proyecto Escan, por otro lado, llevan a cabo «actividades en los colegios» en el transcurso de las cuales «mujeres que han sufrido violencia cuentan su experiencia» a los escolares. 

Enrique Cruz, coordinador, se hace un selfi con su perro. R.D.C.

Una de estas mujeres es Laura (nombre ficticio, prefiere no identificarse por precaución), que se vio obligada a escapar de su ciudad natal, para que su maltratador no diese con ella. Cuando llegó a Murcia «no conocía a nadie aquí, me costaba relacionarme», manifiesta la mujer. Sin embargo, ahora, gracias al perro que le proporcionó la asociación, «soy la que da las clases, me ayuda a subir la autoestima, ayuda a hablar en público...».

«Se puede salir»

A las mujeres que aún viven una situación de violencia, las insta a que «den el paso y salgan», ya que «se puede, hay recuperación, siempre y cuando programas como este salgan a luz». A este respecto, expresa su deseo de que desde Servicios Sociales o las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado tengan conocimiento de iniciativas como esta, y puedan decírselo a las mujeres que acuden a pedir ayuda para dejar de sufrir violencia. Con los animales, como siempre ha subrayado el coordinador del proyecto, se persigue que salgan del aislamiento y abandonen el pánico que les inyectó su agresor.

Organizan actividades en los colegios en las cuales las usuarias dan charlas a los alumnos sobre sus vivencias

Dejan claro que en el centro de Sucina no se dedican a entrenar a perros que ataquen a maltratadores: lo que hacen es enseñar a los canes a ‘sanar’ a las víctimas de violencia de género

En 2018 ya se anunció que la asistencia con perros a mujeres maltratadas llegaba a Murcia: los equipos municipales de atención a la violencia de género (EMAVI) del Ayuntamiento ofrecerían a las usuarias formar parte del Proyecto Escan para ir acompañadas de los canes adiestrados. 

«Me ha cambiado la vida», afirma Laura (nombre ficticio), víctima de violencia de género y ahora adiestradora en Proyecto Escan.

«Los conocí a través de Internet, porque no te derivan los Servicios Sociales hacia este tipo de cosas», explica Laura por teléfono a LA OPINIÓN. «Fui usuaria y me dieron un perrito de acompañamiento, de terapia, estuve yendo con ellos a los entrenos y conociendo a otras usuarias. Y al final somos una gran familia, entre nosotras nos apoyamos. Yo ya sabía un poquito de adiestramiento, me he seguido formando y ahora trabajo ahí», relata la mujer.

Ella no es de Murcia: tuvo que salir de su comunidad autónoma huyendo de su maltratador. «Estaba en riesgo alto grave», rememora. Al Proyecto Escan «entré en octubre de 2020». A día de hoy, Laura continúa portando siempre «un GPS que me avisa si se acerca a menos de 500 metros» su agresor, que a su vez también lleva un dispositivo de geolocalización.

La mujer asegura que está «bien, gracias al proyecto y al perro que tengo». Antes de esto «tenía más perritos, pero no me dan esa sensación de seguridad» que sí le proporciona el último.  

«No es lo mismo salir a la calle sola que llevar a un perro grande, que impone», remarca la mujer, que apunta que «creamos muchísimo vínculo con ellos». En este sentido, relata que «los perros duermen con nosotras, están las 24 horas pegados a nosotras».